Dos estilos para decorar tu mesa de Navidad y Nochebuena

Una posibilidad con vajilla desechable y otra en la que usarás esos tesoros en forma de vajilla y cristalería que guardas en casa. ¿Cuál es tu preferida?

Si hay un momento en el año en el que estamos dispuestos a darle una nueva vuelta de tuerca a nuestro ajuar de casa, o incluso hacer alguna inversión, es ahora. Porque en Navidad, ¿quién no recibe en casa a familia o amigos? ¿A quién no le gustaría ofrecer un té como si estuviéramos en la casa del protagonista de Mad Men? ¿O poner una mesa como las de Downton Abbey? (bueno, no hay que exagerar, yo me conformaría con la del servicio de los Crawley).

El año pasado por estas fechas os presenté distintas opciones utilizando la misma vajilla y cristalería pero cambiando los manteles y la decoración de la mesa. Este año voy a permitirme imaginar qué vajilla me gustaría utilizar en Nochebuena y en Navidad (aunque luego vuelva a mis platos de porcelana blanca de siempre). Y después de patear Sevilla en busca de menaje del hogar que me guste, recalo en Alquitara, en la calle Francos. Ya, ya sé que no descubro nada nuevo, que es la típica tienda de toda la vida, nada menos que 32 años. Pero la verdad es que tienen cosas preciosas, tanto tradicionales como de plena actualidad, siempre con el buen gusto que caracteriza a su propietaria, Mercedes Martín Aguirre. Especializada en listas de boda, no hay nada que pueda imaginarme para poner una mesa bonita que no encuentre aquí. Jarrones, útiles de cocina, candelabros, vajillas, cristalerías, soperas, bandejas, todo lo que se te ocurra; y próximamente va a sacar, junto a su hermana Paloma, una línea de ropa de cama y mesa de calidad y competitiva en precio: el Armario de la Ropa Blanca de Alquitara.

Mi planteamiento al elegir va a ser el siguiente: no complicarme demasiado la vida en Nochebuena para poder dar el do de pecho en Navidad. Porque normalmente nos acostamos tarde, con el segundo lavavajillas todavía en funcionamiento y la cocina sin terminar de recoger del todo.

Con esta premisa, me paseo por la tienda para seleccionar entre todas las cosas bonitas que tienen.

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Es tanta la variedad que existe hoy que la dificultad está precisamente en elegir. Incluso cuando queremos minimizar el trabajo sin perder un ápice de sofisticación. Para eso están las vajillas desechables, tan bonitas, con estampados tan atrevidos, que nos permiten lanzarnos a decorar como si fuéramos Pascua Ortega sin incurrir en un coste elevadísimo ni vernos obligados a estar toda la vida comiendo en unos platos excesivamente barrocos.

La que escojo para la noche del 24 de diciembre es de cartón, con un motivo de piñas y frutos del bosque en vibrantes colores.

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La crema de calabaza es de Sagardi.

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Un toque de color con unas velas en forma de abeto.

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En esta línea, busco un mantel (vamos a ser barrocos de verdad) en la misma gama de tonos verdes y rojizos. Unos bajoplatos de material sintético transparente; los servilleteros también un poco excesivos, báquicos y brillantes, y la cubertería imitando hueso (y apta para lavavajillas). Completo el servicio de mesa con unas originales tazas de consomé de borosilicato. Eso sí, me permito usar unas servilletas de hilo –las de papel están bien para los aperitivos o el marisco- porque hay cosas tradicionales que son imbatibles, y la Nochebuena se lo merece.

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El toque chic y divertido lo damos con unas bolas metálicas doradas de pinchos (es lo típico que algún amigo atrevido podía habernos regalado a los que nos casamos en los ochenta y seguramente nos hubiera parecido un horror. ¡Y ahora me parece lo más!) Me gustan tanto, que me las he tenido que llevar a casa (35 € cada una).

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Para la comida de Navidad sacamos el armamento pesado: me permito el lujo de elegir una vajilla de Limoges, combinando los colores en una gama degradada del rosa a los verdes, pasando por naranjas y amarillos, con unas tazas de consomé de la misma marca. ¡Maravillosas!

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Con esta vajilla en la cabeza, le había pedido a Mercedes Pantoja, de Búcaro, que me hiciera un centro de mesa en el que predominaran los fucsias y anaranjados, que no fuera el tradicional de Navidad de pinsapo y flor de pascua. ¡Y no ha podido acertar más con la idea que yo tenía!: proteas, physalis, escaramujos de rosas, tulipanes naranjas, rosas, pinsapo, camelia, nandina, eucalipto… ¡hasta una especie de col! ¡Con esta preciosidad cualquier mesa es un éxito seguro!

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Physalis (también conocidos como farolillos chinos) contrastando con la gran bola de aspecto envejecido con las que aportamos un toque navideño en la decoración de la mesa.

cuarto-de-maravillas-mesas-navidad-8 Flores, mimbre, azulejos sevillanos… ¡qué maravilla de patio!

Las fotos son de Lucila Vidal-Aragón

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