Simof 2017: Cuando la pasarela flamenca se convierte en un teatro

Durante la segunda jornada desfilaron Cristina García, Javier García, Ana Morón, Aurora Gaviño y Antonio Manuel Gutiérrez, Amparo Pardal y Verónica de la Vega, entre otros

Que la vida es puro teatro ya lo sabemos (y normalmente lo sufrimos) , pero ayer Simof demostró que la pasarela de moda flamenca también lo es. Y si hay una dramaturga en este escenario de volantes no es otra que Cristina García. La diseñadora de El Viso del Alcor se despidió temporalmente de la moda flamenca -para apostar por su prêt-à-porter- con la historia de un amor inmortal, como los de antes, el de sus abuelos. Y la contó capítulo a capítulo. Traje a traje, «Mi Dolores».

Las primeras salidas, al ritmo de los clásicos boleros que tocaban un grupo en directo, fueron en blanco, como símbolo de la inocencia del inicio de la relación. Ha pasado después a tonos suaves como el amarillo, el melocotón, verde agua y ha subido con la fuerza del fucsia y el rojo. La progresión de colores, los detalles (como la gorra que siempre llevaba su abuelo o las flores características del jardín de su abuela) y las formas nos convirtieron en espectadores de las primeras citas, la ilusión, la pedida y el comienzo de la pasión… El cierre, una bata de cola negra, representa la pérdida del amor que se va. Y Cristina nos deja con ganas de más de su locura, de más costura, de más volúmenes, de carruchas interminables, de tules y flores bordadas…

El de Cristina García no fue el único espectáculo de la segunda jornada de Simof, no es raro cruzarse por los pasillos con bailarinas que ensayan con sus castañuelas, con grupos de músicos, cantantes y bailaores. Un desfile de moda flamenca nunca es solo un desfile. Y ahí también ha puesto su granito de arena Antonio Manuel Gutiérrez que conquistó al público con su colección «Strike a pose» de inspiración «flapper», tan masculina como sexy y liberadora.

Sofisticadas, chic y coquetas, esas flamencas que consiguen que gires la cabeza por el Real son las que vestirán de Ana Morón y Javier García. Dos miembros de pleno derecho de esa nueva generación de la moda flamenca que sustenta el presente y futuro del sector. El mismo del que forma parte desde hace más de tres décadas y con gran éxito la diseñadora Aurora Gaviño. La clave de su larga carrera es haber conseguido un estilo propio que consigue que cualquiera de sus trajes sea reconocible, ella como nadie diseña para la flamenca «boho» a la que en 2017 viste con reminiscencias de la cultura rusa y sus zíngaras en «las zíngaras del Hermitage».

Amparo Pardal apostó por la mezcla cultural, Arte y Compás por las flores, María Ramírez Flamencas por Sissi Emperatriz como icono e Isabel de Vargas por el encaje, los lunares y las flores. Desde San Fernando y con el soniquete de «La leyenda del tiempo» llegó Verónica de la Vega. La diseñadora subió a la pasarela su personal fusión de estilos y tendencias, como en su momento hiciera Camarón de la Isla con ese disco clave en la historia del flamenco. Los protagonistas han sido los lazos, las aberturas en faldas y estratégicas zonas del resto del cuerpo, los hombros al aire, el tejido vaquero, las hombreras ochenteras, los flecos y los contrastes fuertes de colores. Así se transforma Camarón en una colección flamenca.

 

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