SIMOF 2018: el taller donde se confeccionan los sueños flamencos

En la primera jornada han desfilado Lina, Pilar Vera, Aurora Gaviño, Alejandro Santizo, Luis Fernández, Patricia Bazarot, Álex de la Huerta, Ángeles Copete, Pedro Béjar y Emprende Lunares

Un desfile en Simof siempre es mucho más que un desfile. Quizá sea por su condición de moda o precisamente por la de flamenca. Probablemente por la fusión de ambas. Con el arranque de la XXIV edición del Salón Internacional de la Moda Flamenca, que se celebra durante cuatro  días en FIBES, recordamos que lo que Andalucía tiene con este traje regional es único e irrepetible. Una joya  cultural que evoluciona con los tiempos y a la vez, curiosamente, nos mantiene anclados a nuestras raíces.

La primera jornada ha sido un ejemplo claro del estado del sector de la moda flamenca. Por la mañana, el programa Emprende Lunares de Fundación Cajasol, ha mostrado el trabajo de los diseñadores seleccionados para beneficiarse de la formación e impulso. Kalha, María Ávila, Guillermo Ramírez, Carolina López, Inés Inés, Ana Castellano y Sergy Garrido han tenido la oportunidad de presentar sus trabajos y asentar así sus proyectos profesionales.

A las 16.30 horas arrancaba oficialmente la edición con el desfile de Lina 1960. «Río de rosas» propone una flamenca de corte clásico donde destacan la calidad de los tejidos: perforados, estampados de flores y lunares. También las blusas exquisitas y detalles del look como los pendientes de Benjamín Bulnes y la sencillez de las flores que adornan el cabello, paniculata o claveles.

El torbellino de Aurora Gaviño llegó en forma de homenaje a la cultura gitana. «Hilo Calé» es moda flamenca, pero también es cante y baile. Garra, coraje, estilo. El suyo es inconfundible y mantiene intacto el sello que la ha llevado a cumplir más de 25 años en el sector de la moda flamenca.

Por si la jornada no era lo suficientemente fuerte, un tercer bastión apareció en juego: Pilar Vera. «A tu vera» resonaba en la voz de Alba Carmona e impregnaba el sabor de la nueva colección. Un regreso a la flamenca de siempre actualizada, los talles suben o bajan con maestría y los volantes se revisten de lunares y flores. Regresa el pasacinta y apuesta, como Lina, por un traje de flamenca cómodo. Al fin y al cabo, tendrán que bajarse de la pasarela e ir a ferias y romerías.

Ángeles Copete presentó «Five», su quinta colección. Un trabajo comercial con el que conquistar a las flamencas menos arriesgadas. Alejandro Santizo encontró la inspiración en las visitas diarias que realiza a la Esperanza Macarena. Los colores propios de la Semana Santa sevillana se convierten en trajes de flamenca. Rojo amargura, verde esperanza, morado nazareno… Y del mismo modos elementos como el terciopelo, las tiras bordadas doradas y los rosarios que las modelos llevaban en la mano. Una honesta y respetuosa celebración de dos pasiones en una. Para Luis Fernández, la «Serendipia» flamenca lleva perlas y viste en tonos pastel. ¿Por qué resistirse?

Flamenca universal

Un viaje a Japón descubrió a Patricia Bazarot «la delicadeza de la geisha y la fuerza de una guerrera samurái». Lejos de caer en el disfraz ha dotado a la flamenca de nuevas armas que puede convertir en piezas de su armario diario con bordados 3D que imitan la flor del Sakura y tejidos como el neopreno y la polipiel.

Álex de la Huerta prefiere los aires de la América profunda de finales del 1700 para su flamenca «Cherokee». Pedro Béjar, sin embargo, no ha tenido que irse tan lejos. Se ha quedado en su pueblo, Hinojos, y ha hablado puntada a puntada de su historia, entorno, ambientes…. Los volúmenes, sello inconfundible de su generación, no han faltado en un trabajo con sabor retro.

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