Tomás y Antonio, primos hermanos, aunaron fuerzas y volcaron todo lo aprendido en el seno de la familia Casablanca para abrir el establecimiento actual de la Avenida de la Constitución. Un rincón con aire taurino -las fotografías y las almohadillas rojo y albero dan fe de ello- que ofrece lo mejor de la gastronomía andaluza, como las tabernas de siempre. Esto es, tradición, sabor a clásico, la verdad hecha plato, gusto y mayordomía.
Nombrar Bodeguita Casablanca en Sevilla supone acercarse por derecho a la historia de la hostelería de la ciudad. Sevilla en estado puro, en sus fotos del Señor de la Salud de los Gitanos, del Cachorro, de la O…En su decoración taurina, íntima, donde el sevillano y el visitante se sienten cómodos, arropados, como en casa.
Interior de Bodeguita Casablanca
Carta de Bodeguita Casablanca en Sevilla
En este local se puede tapear siempre en la barra (en los veladores de la terraza exterior, de lunes a jueves) o bien comer a base de raciones en el salón interior. Tomás asegura que también innovan pero «con el freno echado», porque en la carta del Restaurante Casablanca no va a faltar la tortilla al whisky o la carrillada al vino tinto. Tampoco el guiso del día, imperdonable. Unas buenas lentejas, espinacas con garbanzos o el potaje de chicharos de toda la vida, te esperan en Casablanca en Sevilla. Pero la novedad de alguna tapa siempre es de agradecer, como el Matrimonio traído de Murcia -la anchoa y los boquerones al vinagre-, o la hamburguesa de bacalao de Sanlúcar. Tradición desde la hora del desayuno a un paso de la Catedral. No hay que dejar de probar en cada visita sus patatas aliñadas.
Papas aliñás del Restaurante Casablanca en Sevilla