La Taurina

La franja de la calle Arroyo junto a José Laguillo más parece un paseo marítimo que una acera de Sevilla. Los bares se acumulan aquí unos junto a otros compartiendo espacio con heladerías o pizzerías. Precisamente porque la competencia es grande y buena es difícil mantenerse. La Taurina sin embargo, es de los que han sabido ofrecer calidad y originalidad hasta el punto de que la clientela le es fiel.

Su carta de presentación es la Fiesta Nacional. Desde la decoración, con trajes de luces, fotos de La Maestranza o almohadillas grana y oro, hasta la misma carta con referencias constantes al mundo de los toros. Montaditos hay muchos. Aquí se puede pedir un Maestrante, un Arenado, un Apoderado, un Subalterno o un Mozo de Espadas, entre otros muchos.

La cola de toro era una propuesta casi obligada. Triunfan el bacalao a la taurina, confitado en aceite y gratinado, y el revuelto José Tomás, que lleva gulas al ajillo, langostinos, jamón y dos huevos –de ahí el nombre-.

En definitiva, cocina tradicional andaluza con sugerencias nuevas todas las semanas, atención atenta y simpática, y una ubicación a las puertas del centro. Los transeúntes no llevan bañador ni pareo pero le alimentan los olores al pasar por su calle.