Origen y evolución de las tapas

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Se han convertido en la seña de identidad de la gastronomía andaluza y española y en uno de los elementos más exportables de nuestra esencia. Los más reconocidos chefs pugnan por elaborar las más sofisticadas y sabrosas y los turistas de todo el mundo que visitan el país no pierden la oportunidad de deleitar sus paladares con un buen abanico de ellas.

Las tapas son las reinas de la gastronomía actual española. Pero, ¿cómo nació esta singular forma de comer? ¿Qué camino han recorrido hasta ser lo que hoy son?

Festejando la tapa

Tanto es el éxito alcanzado por las tapas que son muchas las localidades que celebran fiestas en su honor. Desde las grandes capitales como Madrid, Valencia o Sevilla, hasta municipios como Alcalá de Henares, Osuna, El Pedroso, Marchena, Martos (Jaén), etc.

Rara es la provincia española que no dispone de, al menos, una Feria o Ruta de la Tapa.

“En numerosos municipios del país se celebran ferias de la tapa

En ellas, los establecimientos exponen sus variedades y los clientes van probando unas y otras en una cita única para disfrutar de la gastronomía más auténtica.

LNo se conocen ni la fecha ni el lugar exacto en el que, por primera vez, alguien tomó una tapa. Las leyendas y mitos respecto a su nacimiento se han sucedido durante décadas y, cada año, surgía una nueva teoría que superaba la anterior, desde las que le otorgaban un origen campesino hasta un origen real. Sin embargo, hay unos rasgos comunes que se mantienen en todos los relatos dedicados a la tapa y que le otorgan a los mismos cierta realidad.

Teorías sobre el origen de la tapa Debido a que el concepto “tapa” ha variado a lo largo de los años es complicado fijar una fecha exacta para el nacimiento de la misma, ya que, por ejemplo, en relatos como “El Quijote” se denominaba a lo que hoy se conoce como “tapa”, “llamativos”, y Quevedo, en sus obras las denominaba “avisillos”, ya que era algo que se comía antes de la comida principal. La Real Academia de la Lengua Española dice que la tapa es una “pequeña porción de algún alimento que se sirve como acompañamiento de una bebida”.

Hay teorías que hablan de que fue el rey Alfonso X El Sabio el que dio origen a esta forma de comer: por prescripción médica tenía que tomar una o dos copas de vino diarias, y para evitar los efectos del alcohol acompañaba la bebida con unos bocados de cualquier comida.

Otros fijan su nacimiento en la época de los Reyes Católicos: se registraban numerosos incidentes a la salida de las tabernas protagonizados por personas ebrias. Para evitar el efecto tan fuerte del alcohol se les ponía a los clientes unas lonchas de jamón u otro embutido.

También hay quien afirma, sin desligarse de la realeza, que fue el rey Alfonso XIII el que, en una visita a la venta El Ventorrillo del Chato (entre Cádiz y San Fernando), dio origen a la tapa: pidió una copa de vino y se levantó una ventisca que invadió la venta. Para evitar que el polvo y los insectos entraran en la bebida, el camarero puso encima de la copa del rey una loncha de jamón a modo de “tapa”. La idea gustó tanto al monarca que repitió.

Otras teorías fijan su nacimiento en los labriegos del siglo XIX. Para reponer fuerzas y continuar con el trabajo sin hacer comidas copiosas, tomaban una copa de vino con algo de comida, generalmente chacina o queso.

También hay quien dice que la tapa tiene su origen en Almería. A principios del siglo XX se tapaban las copas de fino con lonchas de jamón o lomo para que el vino no perdiera su sabor. Sea como fuere, nacieran en el siglo XVI o en el XX fruto de la actividad monárquica o campesina, lo cierto es que hoy están completamente consolidadas en la gastronomía del país, siendo su seña culinaria por excelencia y un elemento exportable a otros países que ya están elaborando sus propias tapas.

Rápidas y variadas

Frente a los platos de comida tradicionales, las tapas presentan varias ventajas: son más ligeras, rápidas de hacer y permiten comer una gran variedad de alimentos en una sola sentada. Aunque al principio las tapas se reducían a lonchas de chacinas, quesos, aceitunas o frutos secos, hoy son objeto de la cocina más elaborada. Cocineros como Ferrán Adriá han encontrado en la tapa otra expresión de su quehacer culinario. Las más originales y novedosas tapas de diseño se suman a las de guisos, montaditos, etc. La variedad de las mismas es amplísima.

Su precio, más bajo que el de un plato de comida al uso, es otra de las ventajas que presentan las tapas. Y aunque hace años las tapas se comían antes de la comida principal, actualmente, suponen en sí misma la comida saciando el hambre de los comensales.

La dimensión social de las tapas es, finalmente, uno de los mayores atractivos de las mismas. “Tapear” se ha convertido en uno de los entretenimientos principales en España. La dilatación de la comida entre tapa y tapa favorece la conversación, la digestión y las relaciones sociales. Todo un lujo gastronómico al alcance de todos.

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