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El AstronautaEl Astronauta: Comida Mediterránea con folk

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Suenan Simon Garfunkel con esa melodía armoniosa y fluida, tan acorde con la atmósfera con que Pablo Domínguez ha querido impregnar a este local donde la música y la gastronomía van juntas. Ayuda a envolvernos en este ambiente una decoración con toques de los 70, época en la que el folk aterrizaba para quedarse.

Como este tipo de música, la carta es sencilla, desenfadada, con productos «eco», fácil, como nos refiere Pablo. Podemos viajar con sus platos a través del Mediterráneo («el mar civilizador» como le llama el excelente profesor Fernando Rueda) y el proceso de homogeinización cultural y gastronómico que ejerce, «el mar es lo suficientemente pequeño como para que los productos de fuera se hagan propios».

Comenzamos con unos entrantes o «mezze» compuesto por una pipirrana, verdura recién cortada, fresca y por lo tanto crujiente, con una vinagreta con el punto exacto de acidez que le confiere el vinagre, muy adecuado para estos días que todavía nos recuerdan a verano; un hummus, agradable pero con cierta escasez de tahini, que da ese regusto a fruto seco; un salmorejo de aguacate, quizás lo mas flojo de toda la comida, donde el exceso de pan elimina el sabor de la fruta; y por último, almogrote, deliciosa crema típica de La Gomera pero de origen sefardí donde la unión del queso curado con tomate, ajo y pimienta confieren un sabor ligeramente picante con una textura perfecta para untar.

Sigue sonando la música, Cat Stevens y su «Wild World» nos acompañan en el siguiente plato: moussaka de cordero. Carne muy bien aderezada, sin predominar ninguna especia, suelta y jugosísima. Las berenjenas con total ausencia de amargor y perfecta fritura, napadas con una bechamel fina y trabajada. Para darle color al plato, dejan caer unas gotas de una vinagreta de cúrcuma y pasas, proporcionándole unas pinceladas de un color anaranjado que ilumina y da vida al plato. Para terminar, una pastela de pollo crujiente como un barquillo, rellena de un guiso de este ave cocinado lentamente, con toques a canela y ligeramente dulce por las pasas y el azúcar y con el aroma y sabor intensos de la almendra tostada.

Un final goloso, tarta de zanahoria glaseada amenizada por los Eagles y su «Hotel California», una coincidencia, receta típicamente americana con un glaseado donde el azúcar está perfectamente integrada con la mantequilla y para ayudar a rebajar esta contundente tarta se acompaña con un helado de mandarina.

Platos de colores, cuencos de diversas formas, pequeñas cazuelitas informales, ligeramente retro pero a la vez tan actual, música que no interfiere sino que ayuda a dinamizar la conversación y una cocina fresca, alegre y hecha con cariño.

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