Taberna La AlqueríaLa Alquería: Una buena alternativa

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En el número 3 la calle Enrique Romero Torres, pegado a la plaza del Potro, nos encontramos una preciosa taberna, moderna y actual, llamada La Alquería, frente a otros buenos restaurantes ya analizados en esta sección como La Siesta o el Sojo Fusión. Dispone, como no podía ser menos en lugar tan privilegiado y al igual que su competencia, de una magnífica terraza, permanentemente llena a poca oportunidad que de el sol y la temperatura. Su interior elegante y acogedor: alejándose de la estética de taberna tradicional, su decoración es sencilla pero crea un ambiente sumamente agradable recreando imágenes que evocan en todo momento a Córdoba y Andalucía.

Tiene una carta amplia, que permite satisfacer los gustos de cualquier visitante, cualquiera que sea su origen.

Es una carta en la que de inmediato se percibe un constante tributo a la cocina andalusí, construyendo platos modernos y en ocasiones sofisticados desde la base de la cocina tradicional de toda la vida.

Nos encontramos en primer lugar con una selección de ibéricos y quesos al corte, entre los que resulta especialmente recomendable su tabla de quesos, que admite además la versión siempre agradecida de la media ración. Entre las numerosas tapas que se nos ofrecen, es muy destacable la mazamorra andalusí con manzanas, pasas y almendras así como la ensalada de pimientos asados en leña de encina con atún, aunque siempre recomendaría el surtido andalusí que da la posibilidad de probar, aparte de la mazamorra, el hummus y el más que correcto salmorejo.

Entre los platos llamados con huevos destaca por encima de todos un soberbio revuelto de habitas baby con lascas de jamón ibérico, siendo otras opciones menos conseguidas el revuelto de bacalao con morcilla y patatas paja y la tortilla campesina. Entre los platos de carne y pescado hay una nota común, la búsqueda de un producto de calidad. Pese a mis prevenciones con el pulpo fuera de territorio gallego, el suyo braseado aguanta un juicio exigente, y por el contrario los calamares pecan de insípidos. En el apartado de carnes, notables puntas de solomillo a la antigua y sobresaliente carrillada ibérica con parmentier de trufa blanca.

Peca de una carta de vinos escueta y con poca variedad en la oferta, con escasa atención a denominaciones de origen diferentes a las inevitables Rioja y Ribera del Duero, pero dispone de un servicio agradable, rápido y en todo momento muy profesional. Su relación calidad-precio, su estupenda ubicación y ambiente lo convierten en una magnífica alternativa a otros restaurantes consolidados de la zona.

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