La BicicletaLa Bicicleta: Con Alma

Quien busque un restaurante anodino, sin más objetivo que saciar el hambre este no es su sitio. No es La Bicicleta un restaurante más. Es restaurante, es pub, es cafetería, es lugar encuentro, es un sitio para cultivar la amistad, la conversación, la alegría. Un espacio ya referente en la ciudad, hasta hace poco sólo para avisados, hoy por fortuna para sus dueños conocido y recomendado por casi todos.

El local, situado en la calle Cardenal González número 1, prácticamente en la Ribera, en una calle en la que proliferan exitosos restaurantes, en los que además de diseño y ambiente se come magníficamente, es pequeño y a primera vista oscuro y un tanto angosto. Está sin embargo magníficamente resuelto y hace de la necesidad virtud, convierte lo que es siempre un defecto en un elemento de la decoración, jugando con esa limitación.

Con una estética retro, es sumamente acogedor, atrapando al visitante. Podrá gustar más o menos, y normalmente gusta más que menos, pero nadie que lo haya visitado negará que es un restaurante vital, divertido, con alma, en el que la cultura tiene además un papel principal. Se nota a leguas que sus propietarios disfrutan, lo trabajan con cariño.

El horario de La Bicicleta es otro de sus valores. Non-stop. Acoge al paseante para desayunar, echar unas cañas o tomar un aperitivo, comer, tomar esas agradabílisimas copas de tarde –estupendos gin tonics con amplio catálogo de ginebras– o para cenar hasta muy tarde. Para tomar sus extraordinarios zumos en cualquier momento o para disfrutar de sus no menos buenas tartas a media tarde. Es, en su modestia, un monumento al goce y al disfrute.

Su oferta gastronómica no es amplia pero sí sumamente satisfactoria, con una más que notable oferta para los amantes del queso. Muy agradables, aunque desiguales, las distintas tostas de la carta y algún plato imprescindible como el hummus o la mazamorra. El servicio es sobresaliente: atento, agradable, servicial, garantiza una experiencia siempre satisfactoria.

Es La Bicicleta un lugar imprescindible en Córdoba, ya sea para tomar -incluso en la calle- unas cañas con los amigos, para simplemente descansar unos momentos disfrutando de un pastel o para comer o cenar a un precio francamente razonable y sobresaliente en su relación calidad-precio. Es, sin duda, un lugar casi de culto al que acudir para disfrutar, totalmente recomendable. Un lugar distinto y muy especial, que no defraudará a quien lo visite.