BenitoAroma de barrio nuevo

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Cada vez más existe una diferenciación en Sevilla entre bares “detodalavida” y bares “de diseño”. Los “detodalavida” son los bares populares, los que tienen detrás de la barra a confidentes, en la cocina a segundas madres y en la decoración un batiburillo de objetos que le confieren personalidad -algo que el frío diseño y las últimas novedades del márketing no dan- . Si además añadimos que el precio de los primeros suele ser más ajustado que en los segundos y que donde uno se siente realmente bien es en ellos.

Es “Benito”, un bar de barrio relativamente moderno de Sevilla pero de barrio que, gracias a su gente, al desarrollo urbanístico de los últimos años y, sobre todo, a su hermandad de Santa Genoveva, cada vez está más integrado en Sevilla: el Tiro de Línea.

Y no hay muchos bares en nuestra ciudad que puedan presumir de haberse fundado el mismo año, 1956 en este caso, que el de su Hermandad, a la que se deja un sitio de honor con en el azulejo de Nuestra Señora de las Mercedes que hay sobre su fachada.

Lo que más llama la atención de este bar y de sus veladores es que refleja la mezcla de ambientes que vive el barrio: si hoy en día el Tiro de Línea está viendo como sus casas se reforman y se llenan de parejas jóvenes de un alto poder adquisitivo (como extensión natural de El Porvenir) que conviven deliciosamente con los trabajadores que tradicionalmente han vivido allí, eso mismo refleja el bar con veladores en los que se mezclan vecinos de siempre, trabajadores que hacen un alto en el camino con esos nuevos vecinos del barrio y pandillas que vienen a tomar una cerveza desde el cercano Club Pineda.

¿Y que aúna a esa dispar clientela?

La calidad y la seriedad que desprende el bar, la cocina y su dueño, Benito. Donde se trata igual al nuevo que al de siempre y donde sus tapas estrellas que se van agotando a lo largo de la tarde noche (¡máxima garantía de frescura!) no dejan de aparecer al ritmo de una cerveza muy bien tirada. Y, como no, la sempiterna sonrisa de Juan tras la barra que es el primer contacto del visitante sediento.

Nadie acudirá a este bar por su aspecto externo, …ni el interno (pequeño y con endiabladas columnas que dificultan la labor de “hacer barra”) pero es referencia en el barrio y en la vecindad por su calidad: el pavía de bacalao, las gambas o gambones a la plancha, el solomillo en sus múltiples y apetecibles presentaciones (pinchito, pepito o gran filete empanado), la mojama y las huevas de maruca con sus necesarias almendras. Llegando el otoño podremos deleitarnos con setas al ajillo y continuar saboreando las habituales vieiras con bechamel y delicias de mejillón. Estas son algunas de las muchas recomendaciones posibles. Y por supuesto, la de acudir antes de que acabe la temporada de veladores y sentarse a respirar profundamente aromas de barrio.

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