Cervecería InternacionalCervecería La Internacional: «Catedral de la cebada»

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En una de las callejuelas próximas a la Plaza Nueva se esconde un secreto de Sevilla, os lo voy a contar. Este secreto se llama La Internacional, y solo pueden entenderlo aquellos que aman a la cerveza. Son especialmente bienvenidos los que aprecian una caña gélida y recién tirada pero, además, saben caer de rodillas ante el trigo de una Paulaner o cualquier otra desconocida.

Todos los secretos de Cervecería La Internacional

La Internacional es una cervecería que cuenta con una amplísima carta donde, por orden alfabético, podemos leer la procedencia, marca, variante y grados de alcohol de cada cerveza. En total suman casi 300. Por eso siempre será oportuno pedir consejo a los camareros, pues la indecisión puede ser un problema ante tanta variedad.

La luz tenue, el murmullo, las paredes y estanterías, el reflejo de los tiradores o los botellines que todo lo adornan son algunos de los elementos que se encargan de crear la extraordinaria atmósfera de este local.

La que invita a acercarse a la barra y cantar aquello de «Brindo porque me olvido los motivos porque brindo», de Los Rodríguez. Y ahí, en ese mismo momento, llega lo que aquí se conoce como «el relío»: me voy a pedir otra.

¿Y su carta de comidas?

Pero habrá también algo para comer, ¿no? Es lo que se estarán preguntado algunos. Y la respuesta es que por supuesto. De hecho, en La Internacional encontramos una de las mejores y más deliciosas tapas de ensaladilla de la ciudad. Esta es, desde luego, la tapa que de forma obligatoria hay que pedir en la catedral de la cebada.

Además de la ensaladilla, hay también algunos montaditos, fabes, salchichas y diferentes aperitivos que pueden ser interesantes para acompañar. Con una jarra en la mano y una salchicha alemana a la plancha podemos viajar hacia otro país durante unos minutos.

El primer aspecto que sí habría que advertir es que la mayoría de cervezas, que son de importación, oscilan entre los tres y seis euros. Algo que tampoco es excesivo si tenemos en cuenta el elevado grado de alcohol que muchas contienen (por favor, no te bebas más de tres) y la cantidad, ya que suelen venir en tercios o botellines de medio litro. Las de barril se sirven en caña, copa o jarra y son más económicas.

Elige bien cuándo vienes

Por otro lado, hay que prestar especial atención al día y la hora a la que se va. Durante un viernes a mediodía, por ejemplo, el cálido murmullo se torna en griterío de forma casi segura. Y el exceso de gente puede ser abrumador.

Para terminar, sería de justicia recomendar alguna cerveza. Aquí, por supuesto, influyen los gustos, pero decantarse por las de origen belga o alemán es una apuesta sobre seguro.

Así, si lo que les apetece es una cerveza con un leve tono afrutado, la Kwak, que es de alta fermentación y presenta una espuma densa y cremosa, es de mis favoritas. Si prefieren una más oscura y ya conocen la Guinness, la San Bernardus es una gran opción. Y la Spaten, si están acostumbrados a la rubia, merecerá la pena probarla. Ahora conocen esta confidencia, un secreto bien tirado y de barra. Por si gustan y quieren probarlo.

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