Ponga un francés en su vidaPonga un francés en su vida

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Llegamos a Séptimo preavisados de que quien está detrás es Florian, el cocinero de Soravito, el pequeño pero exquisito bar de tapas de la calle Valparaíso en el Porvenir. Lo primero que nos agrada es que a diferencia de su otro local este es amplio y luminoso, con una decoración sencilla, respetuosa con el estilo del edificio, y donde las maderas juegan con los suelos hidráulicos dotando al conjunto de una estética muy actual.

La carta, por seguir con las comparaciones con Soravito, también es relativamente breve y con cuatro o cinco propuestas diarias fuera de guion. Lo sorprendente es que apenas hay platos repetidos de una carta a la otra y es que, lejos de crear una sucursal, el chef francés parece decidido a empezar de cero.

En Séptimo siempre hay que empezar por los vinos, tan cuidados, pero a la vez tan distintos a los habituales que sólo te queda fiarte –para bien– de lo que te aconsejen. Enseguida nos llega una caballa marinada con crema de remolacha que sólo por la presentación es obligado pedirla. Seguimos con un tartar de dorada fresco y sabroso gracias al toque diferente que le da la manzana.

Fuera de carta también probamos unos deliciosos huevos de choco a la plancha con un cuscús logradísimo. La emoción la templamos un poco cuando llega un salmón marinado poco “hecho” y con demasiado cilantro para nuestro gusto. A continuación unas croquetas de puchero cremosas y correctas, quizás demasiado batidas.

El conjunto vuelve a coger tono cuando nos llega un foie a la plancha sobre un lecho de lentejas y en el que no se sabe qué estaba mejor. A continuación una morcilla de arroz frita  y excelentemente contrastada con una crema de piquillos.

Y dejamos para el final los tres platos que más nos gustaron: un chipirón plancha fresquísimo espolvoreado con chorizo, una pastela de confit de pato que aúna a la perfección la cocina marroquí y la sofisticación francesa y unas sorprendentes mollejas con setas. De postre les recomiendo, si les gusta, el arroz con leche, al que aquí le añaden un toque de toffee que lo redondea.

De la mitad de la carta, y de todas las sugerencias del día,  sirven tapas lo que permite ir probando en cada visita la atractiva carta guiados por un servicio de sala joven y atento, pero tiene que ganar en seriedad.

Para llegar a la excelencia a Florian le toca ahora redondear la carta, haciéndose fuerte en algún plato, pero también mejorando o retirando alguno que no dice tanto de su armoniosa cocina. Pero no duden que a este ritmo Séptimo se convertirá en una de las estrellas del año. Apresúrense a reservar.

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