Ocho vinos cordobeses para ocho platos típicos de otoño
Actualizado: GuardarNo es necesario salir de la provincia para tener más que cubiertas las necesidades de maridaje enológico este otoño. Te proponemos, con la ayuda de nuestro enólogo, José Ignacio Santiago, 8 vinos que combinan a la perfección con 8 platos (entrantes, platos fríos, clientes y postres) propios de esta nueva estación.
El Abuelo
Se trata de un amontillado viejo comercializado por Bodegas Luque. En nariz es increíble la cantidad de matices, maderas nobles, avellanas tostadas, piel de almendra, fruta escarchada, incluso notas garrapiñadas, aldehídos, piel de cítricos, ahumados… Y viene genial para disfrutar de un risotto de setas. Aunque también es un magnífico aliado de ahumados como el esturión, sin olvidarnos de carnes de ave como la perdiz.
Viejísimo 1890
Otro amontillado con muchas posibilidades de Hermanos Torres Burgos
En boca es potente, las mermas de la crianza han logrado un producto muy complejo, de mucho volumen, cuerpo en el paso por boca y buena salinidad, aparece el umami. El final es eterno y espectacular, con notas a frutos secos, barnices, maderas y balsámicos en vía retronasal.
A unos 13 grados, su gran potencia de boca y nariz precisan de un plato intenso. Algunas opciones son los guisos de rabo de toro y setas (ya que estamos en plena temporada). Igualmente, hace buenas ligas con quesos azules, ahumados, tosta de sardinas, mojama o jamón
Oloroso Mercedes
Esta referencia de Bodegas Cruz Conde es un vino de baja persistencia, muy fácil de tomar solo a unos 13 grados. Aunque si queremos acompañarlo de un aperitivo a base de frutos secos o quesos resulta sensacional. Sería muy interesante para acompañar al rosbiff de venado. Unas patatas con costillas o un postre otoñal como las torrijas no estarían nada mal.
Fino Alfaraque
Producido por la Bodega Romero, en boca es muy bueno, ya que combina muy bien la frescura con el paso sedoso en lengua, y el toque levemente salino y agradable amargor final. Recuerda a vinos antiguos pero con la frescura actual. Una buena elección para quien quiera un vino con personalidad pero no contundente de boca. Para él hemos elegido una ensalada o salteados con frutos secos.
Aunque, fresquito, a unos 9 grados combina también con un fritura de pescado, salmorejo, revueltos o bacalao
LLano de Palacio Tinto Roble Francés 2014
Perteneciente a Bodegas La Aurora. En boca, es de buena estructura, goloso, algo licoroso en su paso por boca. Muy fácil de beber gracias a su acidez. De buena persistencia. Pienso que algún tiempo en botella, lo afinará un poco más. Mantiene un amargor vegetal que nos recuerda aromáticamente a notas herbáceas y de nuevo la vainilla de la barrica. Un vino ideal para acompañar una buen asado, unos níscalos o un buen cocido o potaje, que siempre apetecen con la llegada del frío.
Fino Capataz Solera
Esta joya de Bodegas Alvear, en boca destaca por la complejidad mineral en laterales de la lengua, albariza, salinidad, yodo, umami. De amargor muy elegante y largo, muy persistente, con retronasal de aromas florales, tostados, a pan horneado, toques minerales,… tremendo.
Consomés y verduras como alcachofas y espárragos bien en parrillada, guisados o al horno son un acompañamiento ideal. No obstante, pescados azules, sushi, quesos, pasta, arroces, sin olvidarnos del jamón, son buenos cómplices de esta maravilla que se puede tomar entre 8 y 10 grados.
Amontillado Carlos VII
También de Bodegas Alvear, en boca es muy seco y con un paso por boca elegante, amplio, destacando sensaciones salinas y de agradecer su poca astringencia. Una elevada acidez aporta una gran sensación de frescura. El alcohol no destaca. Por retronasal vuelve a emanar un potente aroma.
Debido a su elevada persistencia gustativa y aromática, insisto en recomendar este vino a 13ªC. Podríamos maridarlo con carnes de caza menor (codornices escabechadas o en pepitoria), delicadas y con mucha intensidad de aroma. Es una delicia.
Amontillado Viejo Tauromaquia
De Bodegas Gracia, en boca es muy seco y afilado, esto es, con una gran acidez y salinidad que nos hace salivar. Genial paso por boca. Muy vivo y fresco, mineral, no hay tanicidad, muy suave y con el ligero amargor elegante que se demanda en un amontillado de libro como este. El alcohol no es protagonista. Largo en boca y retronasal, donde vuelven esos tostados, ahumados, almendra amarga.
Se aproximan fechas para poner en valor el amontillado en nuestras mesas. Fresco pero no frío, lo ideal unos 13 grados. Con la perdiz tiene un idilio especial. Judiones o judías blancas estofadas con perdiz es una apuesta ganadora. Los escabeches, carnes y pescados ahumados también funcionan genial, y no digamos los quesos más potentes.
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