La ruta de tapas de Ricardo Serra Arias

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«Con 15 metros cuadrados, sin cambiar su oferta durante 25 años, ¿a alguien se le ocurre un modelo de empresa más eficiente que el de Blanco Cerrillo (con lo que factura…)»

Un día ideal de tapas no puede dejar de incluir, para mí, a Blanco Cerrillo, el sitio donde poner los mejores boquerones en adobo del mundo. Es, literalmente, el “Rey del boquerón en adobo”. Un clásico. Para que os podáis hacer una idea, en un día festivo se sirven más de 3.000 tapas de este tipo y su clientela la compone, en gran medida, la gente que va de paso, trabajadores que piden su cerveza con su tapa de boquerones y la tiene delante en pocos segundos para degustarla y salir para seguir con la faena.

Lleva 25 años con la misma carta y siempre está lleno.

Como anécdota, comentar que cuando estaba haciendo un máster de Dirección de Empresa, el profesor nos pidió que trajéramos “para el lunes” un ejemplo de “compañía modélica”. Algunos compañeros trajeron los ejemplos clásicos: El Corte Inglés, Coca-Cola… Cuando llegó mi turno, no lo dudé: “Blanco Cerrillo. ¿El Motivo? Con 15 metros cuadrados, sin cambiar en nada su oferta durante 25 años y con su rendimiento, o sea, con lo que factura, ¿a alguien se le ocurre un modelo más eficiente? En beneficio por metro cuadrado le gana a cualquiera”.

Tras salir de ahí, acudiría a La Taberna, donde no se pueden dejar de probar las berenjenas fritas con salmorejo y los flamenquines con huevo. Dando un paseíto nos acercamos a La Flor del Toranzo, para comernos unos emparedados riquísimos. Los tienen de todo tipo, de queso fresco, de anchoas, etcétera.

También estaría muy bien ir a Casa Maera, que tiene muchos platos riquísimos. Su marisco de Huelva y el revuelto de papas con bacalao, está “pa cantarle”.

Hacia la calle Carlos de Cepeda nos encontraríamos con Casa Ruiz, el lugar donde comer una exquisita chacina de Ibérico y su morcilla de hígado que, para mí, es un “pecado mortal”.

Aunque queda algo retirada, no debemos dejar de pasarnos por la barra de El Espigón, por la zona de Heliópolis, para comer toda clase de pescado frito y marisco de la tierra.

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