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En las tripas del órgano de una catedral

En el santuario de Santiago, la música comienza con una chispa. El organista del templo explica para ABC cómo funciona el instrumento en la víspera de su «reestreno» tras ser restaurado

En las tripas del órgano de una catedral miguel muñiz

abraham coco

En las tripas del órgano de la Catedral de Santiago , todo sucede más rápido de lo que parece. Gianluca Libertucci pulsará este viernes una tecla desde el triforio, saltará una leve chispa —funciona a 12 voltios en corriente continua— que abrirá alguna válvula de sus cerca de 4.000 tubos y el aire encerrado en una cámara a presión saldrá. La explicación ocupa varias líneas, pero la acción transcurre en tan poco tiempo que para entonces habrán sonado varios registros. Eso pese a que, dependiendo de la tecla, deberá incluso recorrer todo un cableado a través de la bóveda del templo. [En imágenes: La Catedral recupera su sonido]

«Con el polvo el sonido se va apagando»

El organista que suele participar en las audiencias del Papa Francisco ofrece un concierto para «reinaugurar» el órgano del santuario tras la restauración realizada este otoño . Es una pieza moderna, ejecutada en los setenta por la prestigiosa casa italiana Mascioni, que conserva las antiguas cajas barrocas. Se ha puesto al día para que «los relés no se atasquen, el eje esté bien lubricado, los fuelles no sufran fugas... Y luego la limpieza de los tubos porque si en sus ranuras se deposita polvo (mezclado con restos de tejido de ropa e incluso de piel), se hacen cada vez más pequeñas y el sonido se va apagando».

Lo cuenta Manuel Cela, que es el organista del templo desde hace más de dos décadas, quien ha puesto banda sonora a momentos históricos como la visita del Papa Benedicto XVI en 2010 o la primera Ofrenda Nacional de Don Felipe como Rey. Con él entramos a las tripas de este «órgano de transmisión eléctrica, con parte mecánica y parte electrónica, ecléctico y sinfónico».

De manos italianas

Se maneja desde la consola en la tribuna. Desde ella no se ve el altar mayor, así que una pantalla ayuda a seguir la liturgia. Sus fabricantes son italianos y de allí proceden varias de sus características, aunque «recoge todas las tradiciones de diversos países y épocas». De España, las trompetas horizontales «imitadas hoy en todo el mundo».

Compostela no ha conservado sus órganos originales

Compostela no ha conservado sus órganos originales, que desde muy temprano comenzaron a ser modificados y ya en el siglo XIX uno de ellos fue sustituido. El gran cambio se produjo en los años cuarenta de la pasada centuria, cuando se suprimió la sillería de madera del coro en la nave central. Hasta entonces, el teclado se encontraba en un balcón sobre la cabeza de los canónigos. Sin embargo, su electrificación no terminó de funcionar y motivó la renovación de 1977. «Si los órganos barrocos hubieran funcionado, no se habrían quitado. Serían instrumentos históricos que habría que preservar». De hecho, otras catedrales como la nueva de Salamanca los ha conservado.

El de la capital gallega, sin ser una obra monumental, sí es un órgano de gran tamaño y, sobre todo, con un uso mayor del habitual. «Suena al menos dos veces al día, los sábados cuatro y los domingos incluso cinco». Cuenta con cuatro teclados, tres manuales denominados positivo, principal y recitativo-expresivo, y uno de pedal.

Casi 3.000 registros

Aunque funcionan de modo independiente, pueden vincularse entre ellos. La consola, gracias a una pequeña memoria conocida como combinador, es capaz de guardar casi 3.000 registros en 490 niveles. Con ellos, el intérprete tiene grabados sonidos que necesitará: trompeta, flauta, bordón, viola da gamba (antiguo instrumento de cuerda), cromorno... También otros típicos como la octava, docena, quincena... «La consola controla qué juego y qué filas de tubos activamos. Cada tubo está afinado para un timbre y una intensidad», ilustra Cela: desde el pianissimo, al piano, mezzoforte, forte y tutti.

«La afinación es el trabajo de mantenimiento más frecuente»

«La afinación es el trabajo de mantenimiento que con mayor frecuencia se hace. Los registros de trompeta son los que más se desafinan», indica. De hecho, a eso se dedicarán las horas previas al concierto de «reestreno» tras la restauración financiada con 80.000 euros de la Fundación Barrié. Con las entradas agotadas, los setenta minutos darán «para mostrar el potencial del órgano» que una misa no permite en una iglesia cuya sonoridad «es buena salvo si hay mucha gente de pie».

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