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LA ALBERCA

Autocrítica pepera

Las mesas del PP municipal han estado dos años vacías. Estaban todos en la sede del partido

Beltran Pérez es el aspirante a candidato del PP a la Alcaldía sevillana JESÚS SPÍNOLA
Alberto García Reyes

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El rebote insidioso que algunos militantes y cargos del PP de Sevilla han tenido contra ABC por la publicación de una encuesta que avisa de la caída en picado de los populares en la capital se ha construido sobre un mantra completamente adulterado: toda la culpa es del mal gobierno de Juan Ignacio Zoido. Claro que la labor del ahora ministro del Interior en la ciudad fue manifiestamente mejorable, pero eso no hace falta que lo diga ningún gurú. Lo dicen los resultados electorales. Zoido pasó de 20 a 12 concejales en un solo mandato, algo que sólo puede tener una traducción: decepcionó a mucha gente. Pero a esta aseveración hay que ponerle todos los matices para que no nos llamemos a engaño, sobre todo porque quienes culpan al exalcalde de esta situación son los mismos que compusieron su gobierno. El grupo de críticos que dividió el partido para ganar el último congreso provincial está compuesto por al menos siete antizoidistas declarados que formaron parte de su equipo. Beltrán Pérez, aspirante a candidato, fue delegado de Participación Ciudadana. María del Mar Sánchez Estrella dirigió Cultura y Deportes. Evelia Rincón gobernó el distrito Macarena. Carmen Ríos fue delegada de Los Remedios. Rafael Belmonte estuvo al frente del distrito Bellavista-La Palmera. Y José Luis García, alias Pepelu, presidió la zona Sur, donde, por cierto, saltó la primera polémica del zoidismo con el enchufe de varios militantes en los talleres del distrito. Aquel episodio provocó que alguno de los que ahora dirigen este movimiento se presentara en el despacho del entonces alcalde para pedir la cabeza del concejal. Las vueltas que da la vida.

El silogismo, por tanto, es muy simple. Primera premisa: la culpa de los problemas del PP la tuvo el mal gobierno de Zoido. Segunda premisa: aquel gobierno estaba compuesto por los mismos que ahora lo criticamos. Conclusión: la culpa también es nuestra. Pero admitir eso sí que es tener altura de miras, ahora que tanto se está utilizando esa expresión para elogiar la abstención del PP en los presupuestos del Ayuntamiento. De quien no puede ser la culpa nunca es del mensajero, por mucho que algunos afines se empeñen en señalar para otro sitio y en tratar de desprestigiar un sondeo realizado por una empresa solvente. Los datos que esa encuesta revela no han podido sorprender a nadie. Cualquiera que viva aquí y tenga un mínimo espíritu analítico habrá podido comprobar que el PP lleva casi tres años a guantazos en Sevilla, librando una batalla interna que se ha traducido en un desprecio absoluto de la ciudad. La faena como grupo de la oposición se ha orillado descaradamente para preparar un congreso intestino que se ha traducido en un cisma inasumible para un partido que cada vez está más amenazado por el crecimiento de Ciudadanos. Y lo único que ha hecho ABC, como periódico independiente de referencia en la ciudad, es publicar la encuesta que lo confirma. Así que más le vale a la presidenta, Virginia Pérez, sacar la grapadora quirúrgica cuanto antes y empezar a cerrar heridas. Porque en esta hemorragia ya no importa si queda o no cicatriz. Sólo importa sobrevivir.

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