EL RECUADRO

God bless America

Cuando Dios acabe de bendecir a América, que bendiga a España

06/06/2018 a las 07:38h.

Aseguran que desde 2014 lo tenía previsto la Casa del Rey, que no debe tener fías, ni porfías, ni cuestión con ideologías. Que si algún alto cargo (un poner, un presidente del Gobierno) no quería jurar su puesto ante el Crucifijo y la Biblia, se quitaban el Crucifijo y la Biblia, se dejaba la Constitución pelada y mondada y listo. Así ocurrió con la toma de posesión de Pedro Sánchez como jefe de este desastre nacional al que hemos llegado por culpa de la reiterada tibieza y cobardía de Rajoy. Por cierto, al pasar delante de Don Felipe VI en semejantes circunstancias de jura, Rajoy dio una cabezada en posición de firmes que no la mejora ni un coronel de Estado Mayor. En cambio Sánchez hizo así como la levísima inclinación chuchiperri de cabeza que se esboza cuando se cruza uno con un conocido por la acera de frente.

Lo sé, sé lo del laicismo del Estado y toda esa monserga que a tantos contentó cuando Sánchez dijo, como un torero: «Dejadme solo, dejadme solo ante la Constitución». Yo entonces, proamericano que es uno, me acordé y sentí envidia de los Estados Unidos. Allí, sea el presidente de la religión que fuere, jura su cargo solemnemente sobre la llamada Biblia de Lincoln, una histórica edición de la Oxford University, como se viene haciendo desde 1861. Y allí, en todos los billetes de dólar figura el lema nacional «In God we trust» («Confiamos en Dios»), que también reza en muchos otros documentos oficiales y no es una antigualla, sino que ha sido refrendado como tal por la Cámara de Representantes en 2011. Como no hay discurso político medio importantito que, sea quien fuere el presidente que lo pronuncie, no acabe con una a modo de plegaria: «God bless America», que Dios bendiga a América. Y como Dios es infinito, y el tiempo no cuenta para Él, porque lo creó, yo le pediría que si tiene un ratito libre, cuando acabe de bendecir a América, que bendiga a España, que nos va a hacer mucha más falta. Porque, loquito por loquito, allí tendrán a Trump, pero aquí estamos estrenando a Sánchez, que no sabría yo decirte qué es peor. Y a ver si de paso nos quita Dios este general complejo de laicismo y agnosticismo en una nación donde se manda quitar el Crucifijo, cuando es la tierra del unamuniano Cristo de Velázquez; y la Biblia, cuando es la tierra de la histórica Biblia del Oso de Casiodoro de Reina, que si hubiera más cultura y más conocimiento de la Historia, pondría contentísima a la progresía anticatólica.

Seguramente cuando usted esté leyendo estas lineas ya está al cabo de la calle de la lista del Gobierno que le han extraído a Sánchez los niños de San Ildefonso. Compuesta por viejas glorias y por nuevos valores de la cantera. Lo que no ha pensado nadie es el lío de Crucifijos y Biblias que puede formarse con la jura del nuevo Gobierno ante el Rey. ¿Los van a poner y a quitar conforme los jurandos quieran símbolos religiosos o no? Va a ser una complicación. El jefe del Cuarto Militar del Rey es quien puede arreglarlo, con el ordenancismo militar:

-¡Atentos! Los excelentísimos señores ministros que quieran jurar o prometer con Crucifijo y Biblia, que den un paso al frente, ¡aaaaar!

Y luego llega un bedel, se lleva la imagen de Cristo y el Libro Sagrado, y dice el secretario general de la Casa:

-Ahora, por favor, los que quieran hacer la promesa laica sin símbolos religiosos.

Lo siento por la ciudadanía. No por la palabra que incluye los dos géneros de «ciudadanos y ciudadanas». Sino por los que nos las prometíamos tan felices porque íbamos a votar a Ciudadanos y el presidente iba a ser Rivera apoyado por el PP, y por culpa de Rajoy, que se estira menos que el portero de un futbolín, nos ha caído ahora esto encima.

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