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PÁSALO

Cuídese, magistrada

Si algo hay hoy en Españaque nos inspire confianza esel poder judicial

Felix Machuca

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DESEO con toda mi alma que las jaquecas tan rabiosas que atacaban a la juez Alaya mientras instruía el caso de los ERE fraudulentos las tenga bien olvidadas, superadas y resueltas. Porque me da el pálpito de que sus valerosas declaraciones a la compañera María Jesús Pereira en ABC, con una magnífica entrevista en dos entregas, le van a dar más de un dolor de cabeza. Ser valiente y decir lo que piensas a sabiendas de que sentarán muchísimo peor que un tracto rectal, suele tener esos efectos colaterales. Dan mucho dolor de cabeza. En un país que amanece diariamente, como los lenguados de esteros, revolcándose en el fango y alcanzando su mejor tono vital sumergido en la inmundicia, declaraciones tan directas y a la yugular de los problemas como las que ha realizado Alaya, nos estimulan y animan, porque pensamos que ni somos tontos, ni lerdos. Tan solo ciudadanos honestos que merecemos mejor pago por parte de nuestra política y que nos alegramos de no caminar solos. Invariablemente, las actitudes románticas, siempre dan dolores de cabeza y del alma. Pero Alaya, más que un adalid romántico, es una jueza muy profesional y una ciudadana modelo, algo que en el país de cierra los ojos y tira pa´lante, suele provocar jaquecas. Cuídese, magistrada.

Volver a verla en mitad del proscenio de la política judicial española, con su rostro de nácar y su firme determinación, nos hace felices, porque algunos aún seguimos creyendo que lo único que puede salvar a nuestro sistema, es el poder judicial. Un poder judicial que, pese a sus taras de nacimiento, sabe sobreponerse, con ejemplos como el suyo, a la polio que contrajo en su roce con el poder, con una cojera visible en el reparto de siglas para que a cada bando no le falte su martillo legal. Pese a ese estigma de nacimiento, si algo hay hoy en España que nos inspire confianza es el poder judicial. Ellos son, no le den más vueltas, los que están parando ese golpe de Estado tan indecente por su forma y fondo que el independentismo catalán viene perpetrando. Rajoy no para ni el autobús. La política va a lo suyo. A arreglar sus intereses menos generales pero más cuarteleros. Habiendo olvidado el sentido de España para que lo ocupe el sinsentido del partido. Lo del chalé de Galapagar es un dato solvente de lo que les hablo. No llevan en política ni un lustro tocando pelo. Y ya viven no como la casta, sino como la nueva casta. La política está estigmatizada por su propia condición. Lo de Faffe en Andalucía, avanzado por Alaya en la entrevista de ABC, es una radiografía perfecta de cómo el poder, pese a hacernos creer que son como Montescos y Capuletos, en realidad pertenecen a la misma hermandad, llegando a acuerdos vergonzantes para que la ropa sucia no alcance jamás a la lavandería judicial. Faffe a salvo, fofa la moralidad.

Las democracias occidentales más consolidadas y prestigiadas tienen en su poder judicial la columna vertebral donde articularla. Son las victorias aladas de los sistemas en los que el ciudadano sigue siendo algo más que un voto tonto y estúpido que ayuda a sostener un chiringuito político. Para estos días, jueces y magistrados, han convocado una huelga para mejorar sus condiciones laborales y económicas. Lo que podría indicar el sinsentido de cómo desde el ejecutivo se responde a un cuerpo social que, lo repito, es hoy el llanero solitario de nuestras cuitas territoriales, el mejor jabón para limpiar tanta pringue política y la apuesta menos sospechosa para regenerar el sistema. Claman aquí y allá. En el Campo de Gibraltar alertándonos de que aquello es Nápoles. O en Mallorca avisando de que lleva el mismo camino que Cataluña. Como ven, en España, solo hay presupuesto para el chantaje que venga del bonito del norte. Allí fluye generosamente el dinero que ayudará a combatir la Constitución con los impuestos de los españoles. Cuando los españoles lo que de verdad queremos restituir es a un poder judicial que sigue dando la cara donde otros la esconden cobardemente.

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