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Puntadas sin hilo

Espada envainada

El alcalde Juan Espadas, favorito de momento a renovar su cargo tras las encuestas ROCÍO RUZ
Manuel Contreras

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«Si utilizas al enemigo para

derrotar al enemigo, serás poderoso»

Tzun Tzu, «El arte de la guerra»

Si las próximas elecciones municipales fuesen una batalla medieval, con los ejércitos desplegados en el terreno a la espera de entrar en la contienda, la escenografía sería paradójica. En la parte izquierda de la ladera estarían las tropas del PSOE, formadas en posición de combate pero con patente relajo, sin tensión que denote la inminencia de la batalla. No muy lejos, a esa distancia confusa que no deja entrever si se trata de aliados o de rivales, se ubicarían los pequeños ejércitos de Participa e IU, también dispuestos para la lucha. Todos ellos con sus generales a caballo, los cuales dirigirían una mirada sorprendida a la parte derecha de la loma, donde los ejércitos del PP y de Ciudadanos se estarían disputando la posición dominante. A priori, la tropa del PP era notoriamente más numerosa, pero su volumen decrecería a ojos vistas porque sus soldados, ajenos al campo de batalla, estarían luchando encarnizadamente entre ellos, causando constantes bajas y motivando que su ejército se fuese equilibrando poco a poco con el de Ciudadanos. Los populares serían además el único ejército sin un general definido, lo que provocaría que cada sector de la pelea intestina reivindicase el liderazgo de su jefe de batallón. Y a lo lejos, el general socialista, el rival directo, se mostraría ufano sobre su caballo mientras piensa que ha ganado la batalla sin necesidad de desenvainar su espada.

Espadas sin espada. Al alcalde no le ha hecho falta desenvainar sus armas políticas durante todo el mandato por incomparecencia de su principal adversario. Por mucho que haya enfadado a algunos dirigentes del PP la encuesta publicada por este periódico el pasado domingo, el mal resultado es el fruto lógico tras tres años de desquiciamiento interno. La fractura abierta en el partido en los últimos meses no ha logrado otra cosa que asfaltar el camino para el triunfo del candidato socialista. El PP de Sevilla ha hecho bueno el viejo adagio de Churchill, según el cual los adversarios se sientan en la bancada de enfrente, pero los verdaderos enemigos se sientan a tu lado. Es ahora, al apremiar el tiempo y empezarse a oir los primeros clarines electorales, cuando se hace evidente la nefasta cadena de errores. El error de Zoido de marcharse sin dejarlo todo atado y bien atado. El error de Arenas por aprovechar la rendija para plantear un asalto al poder sin importarle el coste interno. El error de Juanma Moreno por permanecer impasible y guardando una irresponsable equidistancia entre los dos sectores que se estaban destrozando mutuamente. El error de Virginia Pérez por no saber coser con tacto y generosidad tras alcanzar la Presidencia. En lugar de reflexionar sobre todos estos fallos fatales, algunos prefieren pensar que la que se equivoca es la encuesta. Ese no es, desde luego, el camino adecuado.

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