Hazte premium Hazte premium

La Tribu

La impaciencia

Vivir las vísperas es una manera hermosa de vivir ya la celebración

Ambiente en la Calle del Infierno y desmontaje de casetas de la Feria de Abril JUAN FLORES
Antonio García Barbeito

Esta funcionalidad es sólo para registrados

No se puede valer. Todo lo vive en vísperas por lo que ama las vísperas y por lo que no puede sujetarse la impaciencia. Se desboca, se desmanda por el tiempo y no hay nada que se lo impida. Cuando la ciudad siente suyo algo, no tiene más que una idea, hacerlo suyo cuanto antes. Como en el principio de aquella letra flamenca: «Las uvas de tu corral / están diciendo “comedme”…» Si fue cuando en el aire, en el cielo, en la luz se dibujaban los días que se encaminaban a la Semana Santa, loca iba la ciudad, adelantando el pie, con ansias de pisar cuanto antes los terrenos que tan bien conoce, que tan bien domina, que tanto quiere. Y cuando vinimos a darnos cuenta, ya estaba dentro, con un triduo en la mano o con una prenda en la sacristía, con una reunión de hermanos o la organización de cualquier acto. Y acabó la Semana Santa —y antes de que acabara— y ya estaba el culo pidiéndole ladrillo maestrante, chaqueta o camisa, traje o combinación primaveral, y a ocupar sitio en la plaza y procurar ser visto por cuanta más gente, mejor.

Hay jaleo en el campo de la Feria, pero no más en el montaje de los cacharros en la Calle del Infierno que en las casetas, el espacio esencial. No hay calle del real que no tenga alineados coches que lo ocupan todo. Sí, están arreglando las casetas, montándolas, pero ahí no faltan las manos de la impaciencia, los ojos de la impaciencia, la impaciente respiración. Y por eso ensayan unas copas, unas tapitas, un rato alegre; ensayan la Feria como lo ensayan todo, aunque para ejecutarlo a la perfección no necesiten más ensayos que el hacerlo. Tienen oficio de sevillanía, y eso se nota en todo lo que hacen. En los toros, por ejemplo, tienen tanto oficio que hay muchos que, aunque la entrada a la plaza la tienen por el tendido siete, seis o cinco, se dan su vueltecita oportuna por delante de la Puerta del Príncipe porque allí, sobre todo allí, es donde más apuntan y enfocan las cámaras de los fotógrafos, y si cae una foto y además cae la suerte de que algún periódico la publique, a presumir el día siguiente, que también la presunción cuenta, nos gusta a todos. Pero sobresale la impaciencia, en cualquier celebración. Cosa de vísperas. No hay más que pasear por el centro de la ciudad la noche anterior al Corpus, que veremos la impaciencia hecha arte. Vivir las vísperas es una manera hermosa de vivir ya la celebración. Cuando acabe la Feria, habrá acabado, pero empezar, empieza cuando unos sevillanos dicen vámonos para allá, que algo habrá que hacer en la caseta. Y por el camino, alguien compra un pescado frito y unas botellas de cerveza o un vino. Impaciencia.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación