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EL RECUADRO

La medida perdida

En el Corpus, con la masificación de cofrades participantes, tendrán constancia de esta pérdida del sentido de la medida

La procesión del Corpus, a su paso por la plaza del Salvador JUAN FLORES
Antonio Burgos

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Como los cielos que perdimos de Romero Murube, también perdimos el sentido de la medida. Y no hace mucho tiempo. O quizá sí, cuando la Expo del 92 que marcó (como se dice ahora tanto en frase tópica) «un antes y un después» en muchas cosas de Sevilla, en las que añoramos el «antes» y nos lamentamos del «después». He pensado en los cielos perdidos y en Romero Murube viendo las colas ante el Alcázar del que fue alcaide y conservador. Un conservador bastante liberal, en los duales y contradicciones de Sevilla. A las que antes que se me olvide añado otra. Casi todos los hospitales y clínicas tienen nombres religiosos, de Vírgenes o santos: el Virgen del Rocío, el Macarena, el Valme, Fátima, el Sagrado Corazón, el Ave María, San Juan de Dios, Santa Isabel... A ninguno se le llama por la entidad propietaria. Con una excepción. Hay un hospital que no sólo lleva el nombre de una santa, sino de una santa tan sevillana, nuestra y querida como Sor Angela de la Cruz. Bueno, pues al Hospital Santa Ángela de la Cruz se le llama «Viamed». Cosas de Sevilla.

Pero antes de esta disquisición sobre el santoral sanitario íbamos por las colas del Alcázar, en la memoria de Romero Murube. ¿Qué hubiera dicho Joaquín si llega a ver las largas colas de turistas ante su Alcázar, llegando desde la Puerta del León hasta la entrada al Patio de Banderas? Hay en esas colas hasta algo tan sevillano y taurino como la reventa. Estoy viendo a los reventas del Alcázar, como a los aguilillas que pululan por la calle Circo en los días de «no hay billetes» en los toros, diciendo en voz baja para que no los trinquen:

—Tengo entradas para el Palacio de Don Pedro, sin guardar cola. ¿Quiere usted dos barreras para el Patio de las Doncellas, donde los capotes?

Nunca había visto colas en el Alcázar. En la Catedral, sí, vienen siendo habituales. Consecuencia de la burbuja turística, versión actual del pelotazo para tantos. Pero, sobre todo, resultado de algo que no lo advertimos por lo cerca que lo tenemos, pero que está ocurriendo: Sevilla está perdiendo el sentido de la medida. Y pongo ejemplos. Ha perdido el sentido de la medida en algo tan nuestro como la Semana Santa, eso de que una cofradía lleve tres mil nazarenos en cuanto te descuides. Ha perdido el sentido de la medida en la proliferación de pregones, y vengan pregones. Y de carteles, vengan carteles. Y de conmemoraciones, vengan conmemoraciones. Y de procesiones extraordinarias, vengan procesiones extraordinarias, que han perdido su sentido original: no hay ya nada más habitual que una procesión extraordinaria.

Y ha perdido Sevilla el sentido de la medida con los comercios multinacionales en el centro, donde casi todo es ya una franquicia de una marca de por ahí o de por aquí pero expandida por todo el orbe, y me refiero a Zara, claro. ¿Y los hoteles de lujo? ¿Cuántos hoteles de lujo se están haciendo? Bueno, que dicen ellos que son de lujo; pero igual que la católica es la única religión verdadera, el único hotel de lujo verdadero es el Alfonso XIII, los demás son pretensiones. ¿Y bares y restaurantes? ¿No hemos perdido la medida, con tantísimos bares y restaurantes, en todas las calles, en todos los barrios? ¿Habrá sentido de la medida más perdido que las terrazas de veladores?

Pasado mañana en la procesión del Corpus, con la masificación de cofrades participantes, tendrán constancia visual de esta pérdida del sentido de la medida. En el Corpus, siempre, las representaciones eran el bacalao de la hermandad y cuatro varas, y sanseacabó. Ahora hay cofradías que llevan hasta tres tramos de hermanos con cirio, y con diputados de tramo, por descontado. Hasta que llega el paso del Santo Rey Fernando, el Corpus es una demostración de cómo Sevilla ha perdido el sentido de la medida. Menos mal que la Corporación Municipal no ha incorporado en el cortejo a todos los empleados de Lipasam, de Tussam y de Emasesa. Que es lo que le pegaría si hiciera igual que esta general desmesura que está desnaturalizando a Sevilla.

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