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EL RECUADRO

La Progre Inquisición

Vuelve la censura, la peor de todas ellas, la que ejerce la Progre Inquisición de la mentira convertida en postverdad

Imagen de los disturbios en el barrio madrileño de Lavapiés como portesta por la muerte de un senegalés Maya Balanya
Antonio Burgos

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Me ha salido una frase que más parece estrofa de Rafael de León para una canción de Concha Piquer que pensamiento sobre las miserias que estamos viviendo en España: «Esa forma de mentira/ que la llaman posverdad». Nunca la mentira tuvo tan buen predicamento, tantos elementos de poder a su servicio. Ya ven lo ocurrido con el desdichado mantero senegalés de Lavapiés, que le dio un infarto al pobre hombre y los aparatos de conversión de las mentiras en verdad se encargaron de divulgar que fue por culpa del sistema capitalista. Así que ya lo sabe usted: si quiere ser políticamente correcto y antisistema, debe pensar que la neumonía no la producen los neumococos, sino el sistema capitalista. A este paso, nos dirán: «¿Te has vacunado ya este año contra las enfermedades del sistema capitalista?» ¡Ay, cuando los de Podemos cojan al capitalista Bacilo de Koch, la que le van a liar!

La mentira, que antes tenía las patas muy cortas, ahora anda de piernas mejor que Noemi Campbell. Ejercen la oposición con la mentira como arma; y donde gobiernan, con ella como instrumento de poder. No hay más verdad que «su» verdad. Que suele ser una mentira. Está de suma actualidad un citadísimo personaje de zarzuela, el sacristán de «La Marsellesa» de Ramos Carrión: «El pensamiento libre/ proclamo en alta voz;/ ¡y muera el que no piense/ igual que pienso yo!». Y vuelve la censura, la peor de todas ellas, la que ejerce la Progre Inquisición de la mentira convertida en postverdad. Ya han visto el Decálogo feminista impuesto por Comisiones Obreras en la Facultad de Educación de la Complutense, en el que censuran y prohíben como «autores machistas» a Pérez-Reverte, Javier Marías y Pablo Neruda: «Index Librorum Fachorum Machistorumque».

—«Puedo escribir los versos más tristes esta noche».

—Pues vaya escribiéndolos, porque es usted un pedazo de machista facha.

¿Y la ampliación de la Ley de Memoria Histórica de diciembre de 2007 que ahora promueve el PSOE y nos ha hecho a muchos firmar el «Manifiesto por la Historia y la Libertad»? Y todo porque Rajoy, con la mayoría absoluta más desaprovechada de la Historia, no derogó de un plumazo esa ley revanchista, que a Sánchez y los suyos encima les parece poco, con la de heridas fratricidas afortunadamente cerradas que ha vuelto a abrir. Quieren imponer como verdad absoluta un único relato de la Historia, tenga que ver con la realidad o no. A los 80 años del final de la guerra civil y 40 de la extinción del franquismo gracias a Don Juan Carlos («motor del cambio»), a la reconciliación nacional, a la Transición y a la Constitución de 1978, intentan ahora anular la libertad de pensamiento, como el sacristán de «La Marsellesa», y reinstalar el odio anterior a 1936. Quieren volver a la unanimidad de la Dictadura, implantando algo que parece ficción de Orwell: una «Comisión de la Verdad», que amenaza con penas de corcel, de inhabilitación para la docencia y de elevadas multas a quienes se opongan a la «verdad única», que es la mentira única de negar oficialmente que existieran las sacas de la Cárcel Modelo, los fusilamientos de Paracuellos, la quema de conventos, el asesinato de curas y de monjas. Me imagino que según la «Comisión de la Verdad», los nacionales nunca ganaron la batalla del Ebro, y que Franco no hizo nunca ningún pantano, ni creó la Seguridad Social, ni levantó vivienda social alguna. En el fondo, esto me rejuvenece. Me recuerda aquellos libros del colegio que venían «con censura eclesiástica». Así que para que Sánchez y esta partida me den el «nihil obstat» y el «imprimatur» en vez de meterme en la cárcel, diré que los republicanos ganaron la guerra civil. Hombre, puestos a contar mentiras para que pasen por verdades y a tergiversar la Historia, a mí no me gana nadie.

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