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TRAMPANTOJOS

Y la nave va

Sánchez inicia una incierta y trascendental travesía para España, pero cuidado con los compañeros de viaje

Pedro Sánchez se ha estrenado este lunes en la Moncloa EP
Eva Díaz Pérez

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En esta increíble semana en la que los relojes han perdido su lógica, sería necesario un tiempo de reflexión. Si nos damos cuenta, el mecanismo de la Historia ha cambiado de rumbo a la velocidad de un tuit. Pero no nos contagiemos de las urgencias y pensemos lejos de emociones y pasiones, sin caer como siempre en bandos y trincheras. Porque mala cosa sería rendirse a la rutina de estar con los unos o con los otros, viendo las virtudes sólo en los nuestros y los defectos en los contrarios.

Y, precisamente porque no me convence ninguna bandería, busco amparo en una frase con la que el historiador Américo Castro diseccionaba el alma de España. Está en uno de los libros que escribió en el exilio tras la Guerra Civil, un texto en el que mostraba que la distancia y el dolor eran grandes maestros:«Contemplando a España desde lejos y en la profundidad de sus siglos, he aprendido que es falso que haya dos Españas. La dualidad de que se habla es resultado de un espejismo, de un delirio siniestro, en el que el asesinado pretende asesinar a su doble y en realidad se suicida. Cada uno mata en el otro al perverso y al inútil que lleva en sus entrañas».

La advertencia sería: cuidado con asesinar al supuesto doble. Es indudable que había una necesidad de limpiar, de higienizar ciertos rincones de nuestra política. Pero no hay que olvidar que la basura habita en muchos rincones, también dentro de la galera que acaba de partir del Congreso. Pedro Sánchez ha iniciado un viaje lleno de incertidumbres y en el que probablemente se decida el destino de este país. La travesía es arriesgada, pero lo peligroso no es el horizonte incierto sino los compañeros de viaje.

En los mares desconocidos y en las tierras incógnitas de los mapas antiguos siembre había dibujados monstruos. En la nave que dirige Pedro Sánchez los endriagos están en el pasaje, no en las cartografías extrañas.

Rajoy y los suyos penan castigados en la bodega del barco por haber convertido la galera en un puro muladar. Y Ciudadanos pasea sin rumbo por cubierta o quizás como esos fantasmas que se aparecían en las largas travesías de ultramar y que eran las almas de los marineros que nunca habían llegado a puerto. Porque, que se sepa, aún no han fondeado en ningún sitio.

La nave ha partido, pero en el barco de esta España que busca regenerarse va una tripulación cuyo objetivo es destruir esa misma España y que nunca llegue a su destino. Así que cuidado con los de dentro, no sea que ocurra como en esas expediciones malditas en las que todos morían por las epidemias provocadas por las pulgas de las ratas que se habían colado a bordo.

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