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Caso ACM

Alcalá Comunicación Municipal organizó una campaña de acoso contra un sindicalista crítico con Limones

El contable relata en la grabación practicas mafiosas contra quienes criticaban al PSOE

A. Mallado

Alcalá Comunicación Municipal (ACM) fue creada para encargarse de gestionar la comunicación municipal, pero en la práctica fue empleada por el Gobierno local para cometidos que parecen más propios de prácticas mafiosas, según una confesión del contable de la entidad. Javier Luque narra como desde esta empresa pública se realizó una campaña de acoso contra un sindicalista de la ciudad que incluía pintadas y la difusión de un correo falso acusándolo de pederasta.

José Luis García, conocido en Alcalá como «Cuqui» es el representante de CC.OO. en el Ayuntamiento de Alcalá. En 2010 encabezó una campaña de protestas contra las políticas del Gobierno de Zapatero y contra el Gobierno local. Dirigió movilizaciones de los empleados municipales y con otros cuatro sindicatos con representación en el Ayuntamiento editó una octavilla en la que criticaba los gastos de protocolo del Ayuntamiento y de ACM. Poco después este representante sindical comenzó a vivir una campaña de acoso personal: pintadas en su casa y en la de sus suegros (en una de ellas decía «Cuqui y Nico ponte a trabajar») octavillas en las que se hacían alusiones a su sexualidad y un correo electrónico difundido de forma anónima en el que se le acusaba de «pederasta». Este correo se envió poco después de que saltara la noticia de que había sido detenida una persona en Alcalá por este motivo. Desde luego, el sindicalista nada tenía que ver con esta detención.

José Luis Gutiérrez denunció los hechos, pero la policía no pudo esclarecer el origen del correo y el caso quedó archivado. Sin embargo en la grabación realizada al contable de ACM y que está en manos de la fiscalía, aparece el origen de esta campaña. Javier Luque afirma que «las pintadas del Cuqui  y los mensajes de correo electrónico de pederasta han salido de ACM».  Cuenta que ha estado en reuniones «en las que lo han dicho» y  no duda en responsabilizar a «José Luis», en referencia a José Luis Díaz, gerente de ACM. Pero a la vez advierte de que «si José Luis lo hace yo supongo que cuenta con el visto bueno de arriba».

No es la única actuación de corte «mafioso» en ACM que aparece en la grabación al contable. Relata por ejemplo que «no confiaban en mí, porque yo no me voy con ellos de cubatas y no me río de sus gracias, porque ellos si tú no tienes nada que ocultar no eres de los suyos y yo te temo» y añade que cuando «ya empecé yo a firmar por Guillermina y ya se quedaron más tranquilos». Se refiere a la falsificación de la firma de la presidenta de la entidad en los cheques que en otro momento confiesa que había realizado. Y como en una familia del hampa cuando puso en conocimiento de lo que estaba haciendo a la número dos del alcalde, Miriam Burgos le dice que «tú no te preocupes que vamos a estar contigo», según el relato del contable.

Javier Luque relata como el ambiente y las exigencias en el trabajo son propias de una organización de «matones». Cuenta que a él mismo le llegaban a amenazar con que «no iba a trabajar en Alcalá, que ibas a tener que estar mirando para atrás, que te iban a echar pintadas en la casa, ¡un sinvivir!». En una ocasión estaba en clase en la facultad y no pudo atender una llamada de uno de los responsables de ACM. Luego le dijeron que «iba a ser licenciado, pero iba a ser un licenciado en paro», cuenta él mismo. Incluso en la grabación manifiesta que «esta gente saben esto y a mí me hacen la vida imposible, utilizan estrategias que no os podéis imaginar».

Al principio de la cinta el contable afirma «ya no aguantamos más» y hace un relato de la situación que padecen los trabajadores, en concreto las que llama «las niñas», tres periodistas que trabajan en ACM «es un ataque continuo, psicológicamente, profesionalmente, no las dejan en paz, agobian, machacan, nos meten mucho miedo, continuamente, qué si nos van a echar». Esta situación también la han puesto en conocimiento de Miriam Burgos, afirma. A los proveedores tampoco daban mejor trato según el contable, a uno de ellos que tiene una imprenta «le debían 200.000 euros y le apretaban» a otro cuenta que le exigían que les diera móviles.

Para el contable la responsabilidad de todo lo realizado de forma irregular está claro, de forma expresa cita en su grabación que «todo lo que hemos hecho ha sido mandado por el alcalde, pero siempre utiliza a los demás». De hecho la protección de la imagen del alcalde parece una obsesión. Luque cuenta que cuando puso los hechos en conocimiento de Miriam Burgos le dijo«aquí hay cosas que al alcalde le puedan afectar y no quería saber nada más», según su relato.

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