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Rocío

La hermandad de Dos Hermanas inicia el camino hacia la aldea almonteña

Numeroso público ha acompañado a los romeros durante la salida

La hermandad de Dos Hermanas inicia el camino hacia la aldea almonteña l. montes

L.MONTES

Minutos después de las ocho de la mañana de este miércoles, la Hermandad filial del Rocío de Dos Hermanas ha iniciado su camino hacia la aldea almonteña. Una salida que, como cada año, congrega a numeroso público en los alrededores de la parroquia de Santa María Magdalena para ver pasar el cortejo de romeros, compuesto por unos 500 peregrinos, 25 carriolas, 75 tractores y 15 coches de caballos.

El sonido guía del tamboril y varios romeros a caballo han ido abriendo paso al Simpecado y a la masa de público que lo precedía por las calles del centro de la ciudad nazarena, mientras que el coro de la Hermandad entonaba las primeras sevillanas de la mañana. Unos cantos en los que se nota la savia nueva de la filial de Dos Hermanas, la número 17, que tiene en nómina a numerosos jóvenes que sustenta el futuro de la hermandad y el sentir rociero.

La salida de los romeros en Dos Hermanas es siempre una mañana de emociones y recuerdos. Muchos peregrinos se reencuentran en esta cita cada año y otros tantos se ven en la obligación de ver tan sólo el Simpecado de la Virgen del Rocío durante el tiempo que transcurre por la ciudad. «Aquí acaba mi Rocío, este año no puedo ir», comenta uno de los hermanos antes de que los romeros se despidan de la ciudad, ya en el parque de El Palmarillo.

Prácticamente el paso de la romería por Dos Hermanas se alarga más de una hora y va dejando estampas para el recuerdo. La calle Santa María Magdalena es especialmente significativa cuando a la altura del cruce de los Cuatro Cantillos el Simpecado recibe una petalada de flores desde unos balcones engalanados para la ocasión. La gente lo sabe y se concentra en este punto, en el que se hace difícil el paso de los bueyes.

Igual ocurre cuando en la plaza Menéndez y Pelayo, popularmente conocida como La Plazoleta, una representación de la Hermandad de Valme recibe a la romería justo delante del monumento a la Santísima Virgen, Protectora de la ciudad. Los romeros han cantado en este punto la Salve y han depositado junto al Simpecado un ramo de flores, que les ha regalado la Hermandad de Valme.

Por el camino, ya buscando la salida de la ciudad, una peregrina va dando estampitas del Simpecado de la Hermandad del Rocío y de la Blanca Paloma, seguida de un coro rociero que canta al ritmo que marca la guitarra de Pablo Oñós, el pregonero de este año. Algunos niños, con su mochila a la espalda, apuran los últimos minutos para ver pasar la romería antes de que suene el timbre del colegio de El Palmarillo, por donde avanza ya el cortejo despidiéndose de su ciudad.

Frente al parque, una nueva parada de los bueyes indica que hay que rezar la Salve rociera para emprender así el camino dejando atrás Dos Hermanas. Es el momento también en el que el párroco de Santa María Magdalena, Lorenzo Nieto, y el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías, Antonio Gavala, se despiden de los hermanos rocieros a quienes han acompañado en este trayecto.

El hermano mayor de la Hermandad del Rocío, Raúl Romero, entona los «vivas» a la Virgen del Rocío y comienza así el camino rumbo a Coria del Río, donde cruzarán el Guadalquivir para hacer noche pasando ya La Puebla del Río. 

La hermandad de Dos Hermanas inicia el camino hacia la aldea almonteña

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