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Del turismo de bocadillo al «turismo de las emociones»

La localidad sevillana ofrece dormir en un palacio del siglo XVI o cenar en un patio del XVIII y seduce a cada vez más chinos

Del turismo de bocadillo al «turismo de las emociones» a.L.

ángela lora

A Écija nunca le han faltado etiquetas: « Ciudad del sol», «La ciudad de las torres» o «La sartén de Andalucía» , entre otras. Pero los tiempos cambian, y el turismo se mueve ahora por otros derroteros: las experiencias únicas, las emociones, las esencias...intangibles con los que el municipio ha jugado en su camino de transformación turística para construir su nueva marca: la de destino «premium».

Después del lema «Écija, grande de España » con el que se quiso dar a conocer en todo el país, ha llegado «Welcome to the Premium Experience» o incluso », que abanderan la nueva imagen que quiere transmitirse de la ciudad.

«Tenemos un importante patrimonio, sí, pero ¿lo vendemos como todo el mundo, como un sitio inerte para visitar, o como un lugar donde el turista vivirá experiencias únicas?», plantea el delegado de Turismo del Ayuntamiento de Écija, Rafael Benítez.

Según apunta el delegado, en la ciudad «puedes cenar en un patio del siglo XVIII o dormir en un palacio del XVI», algo «poco usual» que unido a los 1.100 edificios de valor en el casco histórico «nos convierte en un producto único en la provincia de Sevilla».

Evidentemente, no cualquiera puede sufragar estas vivencias «premium», por lo que, sin olvidar al turismo de grupo o bocadillo, hace años que la ciudad se afana en atraer a un tipo concreto de turista: «de edad entre 30 y 60 años, con nivel socioeconómico medio alto, que pernocta, consume y que viaja solo, en pareja o en grupo con un máximo de seis personas ».

Benítez explica que este tipo de turista «genera más impacto económico directo en la población y con menor coste para la administración». «Nuestra misión es generar economía y empleo, y eso estamos atrayendo», afirma.

No obstante, puntualiza que no se promocionan servicios de lujo inalcanzables, sino «experiencias únicas en lugares únicos», lo que «no tiene porque ser excesivamente caro». « En un destino de interior se buscan espacios únicos, marcos y momentos especiales, sensaciones...», detalla.

Así, sorprende a algunos -a veces, incluso a los propios vecinos- descubrir que Écija cuenta con viviendas palaciegas en alquiler, prestigiosas marcas de consumo, exclusivos espectáculos ecuestres e incluso servicio de aerotaxi.

Con esta visión, el sector turístico se afana ahora en un doble camino: una mayor profesionalización de los servicios y sensibilización hacia el turista, cuestiones que para Benítez son las actuales «carencias» del sector local.

Así, van llegando los cursos de idiomas, atención al cliente, escaparatismo... y la campaña de sensibilización «Un turista, una sonrisa», con la que se quiere convertir al ecijano en el «mejor embajador de su ciudad»,

Este profundo giro en la concepción del turismo es visto con inquietud por algunos vecinos, quienes no se reconocen en esa imagen y opinan que Écija dista aún de ser esa ciudad «premium».

Es el parecer de Rafael Rodríguez, presidente de la Asociación de Comerciantes de Écija, quien cree que «se está haciendo mucho», pero «aún queda bastante camino por recorrer y en otras direcciones». Rafael opina que, turísticamente, Écija e stá a un «30 por ciento de su potencial» y apuesta no sólo por un turismo de «división de honor», sino también por otro que atraiga a visitantes cercanos. También señala que «falta espíritu» por parte de los empresarios. «Antes se despachaba, ahora hay que vender», afirma.

Para Francisco Ortiz de la Renta, director del hotel palacio de los Granados, enclavado en una casa señorial del siglo XVIII, la promoción del turismo en los últimos años ha sido «excelente», multiplicando por muchos las visitas y pernoctaciones. En su caso, ya tienen reservas para el próximo año. « Si se cambia el enfoque que se está dando ahora, sería un error» , comenta, opinando que Écija «tiene que abrirse al mundo y atraer a turistas que influyan en la economía significativamente».

Emilio de la Vega, propietario del restaurante Casa Emilio de la Plaza de España, también reconoce el crecimiento del flujo de turistas -casi el doble- por la mejora de la economía y la promoción de la ciudad, aunque, matiza, «todavía falta mucha más promoción». A su establecimiento llega tanto el turista de grupo como otro de perfil más selecto: « A nosotros nos interesan todos», apunta.

Las cifras, sin duda, hablan por si solas. Más de cien personas visitan cada día la Oficina de Turismo. Vienen de diferentes municipios de España, pero también de Alemania, Inglaterra, Francia... y de manera emergente China . En los últimos cuatro años, el flujo turístico ha crecido en Écija un 186% con respecto a los cinco años anteriores y los días festivos se alcanza el lleno total.

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