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Nuevas Tecnologías

Niños que crean videojuegos y fabrican sus propios robots

Una academia de Alcalá de Guadaíra enseña desde los seis años a «hablarle a las máquinas»

Los niños se introducen en disciplinas que serán claves en el futuo laboral ABC

A. MALLADO

Ellos enseñan cosas distintas, cosas que no se aprenden en las horas de colegio. En el centro de estudios y formación Scuela, de Alcalá, enseñan a sus alumnos, desde los 6 años a hacer robots y a crear vídeo juegos.   Competencias que en los próximos años serán clave en el mercado laboral. El resultado tangible son pequeños robots que se relacionan con el entorno o vídeo juegos que deparan horas de diversión. Pero en el niño quedan interiorizados una gran cantidad de conceptos y aptitudes que adquieren jugando y divirtiéndose.

Los niños empiezan haciendo vídeo juegos. Así a prenden a desarrollar el pensamiento computacional, a saber cómo hablarle a la máquina y decirle qué quieren que haga. Para ello trabajan con una plataforma muy intuitiva que no requiere de conocimientos previos sobre lenguajes de programación. Para empezar se les plantea que reproduzcan los vídeojuegos de los años 80. Los primeros que aparecieron: space invaders, snake (el de la serpiente) o el Arkanoid, (la plataforma y la pelota que derriba bloques). Las enseñanzas de este taller tienen un gran atractivo para los jóvenes que quieren iniciarse en la ingeniería informática y también para los que quieren desarrollar su actividad en el sector de los vídeo juegos. El profesor, Antonio Guerrero explica que la programación y su lenguaje serán algo básico en el futuro, algo que todo el mundo deberá saber, como un segundo idioma.

Aquí habrán aprendido cosas que les van a servir para el taller de robótica. Una fórmula que hace a los niños iniciarse la ingeniería. Se les plantea un reto y tienen que resolverlo con las piezas de que disponen. Por ejemplo se les pide que proyecten u na misión a Marte en la que su robot tiene que recoger a la tripulación perdida y ponerla a salvo . Ellos van buscando los elementos de su máquina: sensores para localizar las piezas que son los astronautas o distinguirlas por colores de forma que el robot sepa si son personas u otras cosas, un motor para desplazarse y poder frenar en seco cuando haga falta… Luego tienen que realizar mediciones, analizar los datos que les ofrecen los sensores,  introducirlos en el ordenador, siguiendo el lenguaje de relación con la máquina que han aprendido y activar las órdenes que habrá de seguir el robot, para luego construirlo y ensamblar las piezas. En el proceso aprenden desde nociones de ingeniería como los sistemas de engranajes o como se logra más potencia o más velocidad con los motores.

La historia de la academia Scuela es también  una historia de emprendedores. Antonio Guerrero es ingeniero informático y Jéssica Sánchez es doctora en filosofía.  Hace tres años ensaron en dar forma a un proyecto de vida en el que tuvieran la autonomía de un negocio propio y la satisfacción de ayudar a los niños a aprender. Ahora tienen siete profesores y atienden a niños desde Primeria a Bachillerato a los que ofrecen clases de apoyo escolar y talleres de diversas disciplinas que incluyen además de los anteriores materias como las redes sociales.

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