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Educación

Los jubilados ejercen de cuentacuentos en las aulas

El Ayuntamiento organiza un taller para fomentar el contacto intergeneracional

Miembros del proyecto interpretando frente al público infantil ABC

N.Ortiz

Contar un cuento a un niño y lograr que se emocione y lo viva en primera persona no es tarea fácil: requiere empatía, dotes para transmitir los sentimientos de los personajes y, sobre todo, mucha destreza. De todo esto pueden dar fe un grupo de jubilados que, gracias a la iniciativa del Ayuntamiento de Bormujos, han podido compartir con los alumnos de infantil del municipio el placer por la lectura y la interpretación . Los niños que han participado en este proyecto, que cumple su segunda edición, proceden de los colegios «Padre Manjón», «Clara Campoamor» y «Santo Domingo de Silos».

Los diez los integrantes del programa educativo del Consistorio que, a su vez, son miembros de varias asociaciones del municipio relacionadas con las personas mayores, se han preparado durante días para convertirse en expertos «contadores de cuentos». A través de las pautas de una profesora, han aprendido los trucos y consejos necesarios para transmitir emociones y diversión a los niños. «También se ha procurado que ellos sean capaces de aprovechar y disfrutar de estos momentos», explican desde el Consistorio.

En su «vuelta al colegio», los jubilados de Bormujos no han dudado en utilizar todas sus capacidades recién aprendidas gracias a su profesora Nancy para conectar con los más pequeños y hacerlos reír: marionetas, guiñoles, manualidades o canciones que han animado las aulas y las han convertido en improvisados escenarios de cuento.

Dotes interpretativas

Algunos de ellos, incluso, han utilizado esta oportunidad como una forma de continuar en el mundo de la interpretación, como los hermanos Jilguero, Manolo y Pepi, quienes en los años 80 participaron en el grupo de teatro «Talia» llevando su espectáculo por toda la provincia de Sevilla. Ahora, esa capacidad interpretativa les ha servido para desenvolverse con soltura ante el público más exigente, los niños, dándole vida a cuentos como «La pequeña oruga glotona», «¿A qué sabe la luna» o «Chivo chivones». Su actuación, a juicio de las caras de los más pequeños, que les miraban embelesados, fue todo un éxito.

En cambio, otros de los integrantes del proyecto no estaban, para nada, acostumbrados a hablar en público, por lo que esta enriquecedora iniciativa les ha servido para perder el miedo escénico. El resultado, en todos los casos, ha sido muy satisfactorio, por lo que se prevé que se celebren más ediciones del programa educativo. . «Se han ido enganchando a esta actividad, a saber que pueden poner una sonrisa en su público», explican desde el Consistorio, y aseguran que la relación que se ha creado entre pequeños y mayores ha sido «natural y espontánea», ya que ambas partes han conectado a la perfección y han profundizado «en los valores de respeto y cuidado».

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