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Dos Hermanas

Javier Moreno, el árbitro sevillano que triunfa en la élite del fútbol sala

Desde este año es uno de los cuatro colegiados de España que pita partidos internacionales

El árbitro internacional Javier Moreno ABC

LAURA MONTES

Fue una casualidad la que hizo, hace casi veinte años, que Javier Moreno Reina se fijara en el mundo del arbitraje . Desde pequeño había jugado al fútbol once y fútbol sala federado pero cuando decidió dejarlo y cerrar una etapa, alguien le animó a continuar siendo más bien juez y no parte en el terreno de juego. A partir de entonces empezó una prometedora carrera que lo acaba de encumbrar a lo más alto, convirtiéndose, desde principios de este año, en el primer árbitro internacional sevillano de fútbol sala.

Se trata de un logro que sólo unos pocos han conseguido, pues de los 45 árbitros de Primera División nacional únicamente cuatro ostentan la categoría internacional . Su esfuerzo y tesón le han valido a este sevillano, de 38 años y vecino del barrio de Montequinto, en Dos Hermanas, para arbitrar en la máxima categoría después de haber superado unas duras pruebas de selección.

«Ha sido una alegría, una satisfacción y un orgullo muy grande, a la vez que supone un sentido de la responsabilidad enorme, ya que hay muchas personas que han depositado en ti una gran confianza y eres consciente de que debes intentar devolverla con creces», explica Javier, que lleva ocho años pitando partidos en Primera División y cuenta con un palmarés en el que destaca una final de liga, una Copa del Rey y dos Supercopas de España, además de haber sido elegido, junto a su compañero de liga, el cordobés Juan Ramos, como los mejores árbitros durante una temporada.

Su estreno en la más alta categoría tuvo lugar el pasado 24 de enero en Boadilla del Monte (Madrid), cuando debutó, acompañado por el navarro David Urdánoz, en un amistoso entre España y Montenegro , preparativo para el Europeo de 2018. Su faceta como árbitro de fútbol sala la compagina con su trabajo como ingeniero de Navegación Aérea en el Grupo Aena, en concreto, en el Centro de Control de Tránsito Aéreo de Sevilla. Entrena cada vez que puede y aprovecha los ratos libres del día para ejercitarse en el gimnasio que hay en su trabajo, en el que tiene en su casa o en el Centro de Alto Rendimiento de la Cartuja. Es fácil, además, verlo practicar deporte por los parques y zonas verdes de Montequinto.

La clave de todo para llegar lejos en el mundo del arbitraje, asegura, está en la « constancia en el trabajo, la ilusión y la honestidad ». Unos valores que sirven, además, para ser respetado sobre el terreno de juego, algo fundamental y que, en ocasiones, tristemente se consigue. «Si ven que intentas esforzarte en cada partido y estás comprometido en hacerlo de la mejor manera y profesional posible, te ven como un deportista más de la cancha, que falla igual que el jugador que no mete un gol claro y, digamos, que tus errores se convierten entonces en más ‘perdonables’».

Fallar sí, equivocarse no

«No hace mucho aprendí que es importante reseñar que el árbitro falla, no se equivoca», reflexiona. «Equivocarse tiene que ver con lo mental, con malos pensamientos, mientras que fallar está relacionado con la ejecución de una acción. No conozco a ningún árbitro que se equivoque . Todos los que estamos en un partido fallamos». Lo mejor, reconoce, para salir airoso es siempre pasar desapercibido . «Indudablemente, si al final de un encuentro tanto los equipos como los aficionados y periodistas se acuerdan solamente del gran espectáculo que ha habido en la pista, es que puedes irte a casa tranquilo con el sabor del buen trabajo hecho».

En su caso, el éxito deportivo que Javier Moreno saborea en la actualidad se enmarca en un escenario en el que toman protagonismo sus más allegados . «Sin ellos nada de esto habría sido posible, empezando por la familia en sentido amplio, mi esposa, los abuelos, mis hijos, y siguiendo por las actuaciones en cada partido junto a mi compañero Juan Ramos, los compañeros veteranos, el apoyo de las personas que en los despachos se baten el cobre por todos los árbitros, como la Delegación de Sevilla de Árbitros, el Comité Andaluz con Felipe Santos a la cabeza y Blas Gómez en fútbol sala así como la confianza que siempre ha tenido en nosotros el Comité Técnico Nacional».

Objetivo: la permanencia

El próximo reto de este colegiado sevillano está claro. «Como en cada ascenso de categoría, el planteamiento es el mismo: si difícil es llegar, aún más difícil es mantenerse ». Y es que, la categoría de internacional se renueva cada año, al igual que la nacional. Para Javier, por tanto, las aspiraciones futuras pasan por seguir trabajando «con la misma ilusión, dedicación y profesionalidad del primer día» con el fin de hacerse, poco a poco, un hueco en la élite internacional. «Siempre digo que mi objetivo fundamental es ponérselo difícil a las personas responsables de los árbitros que tienen que tomar las decisiones». Ganas, desde luego, no le faltan.

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