Los peluches de ganchillo que ayudan a los prematuros sevillanos

Desde hace ya varias semanas, en la trastienda de una mercería de Dos Hermanas se tejen unos peluches de ganchillo que ayudan a los niños prematuros a aferrarse a la vida. Se trata de unos sencillos muñecos con forma de pulpo , cuyo diseño favorece el desarrollo de los neonatos, ya que sus tentáculos se asemejan al cordón umbilical en su periodo intrauterino, lo que les proporciona seguridad y confort , haciendo que su respiración, niveles de oxígeno en sangre y latidos cardiacos mejoren.

Estos singulares y sanadores pulpos de ganchillo surgieron en Dinamarca allá por el año 2013, donde se han tejido de forma solidaria más de 22.000 pulpos, aunque en los últimos meses su uso ha empezado a llegar a España. De hecho, son ya muchos los prematuros que se aferran a estos pulpos en las incubadoras de los hospitales españoles, entre ellos, algunos sevillanos. Una extremeña residente en Dos Hermanas, Toni Cayero, es la promotora precisamente de esta iniciativa, a nivel local, denominada como « El pulpo de la vida », gracias a la cual ya se entregaron el pasado mes de abril nueve pulpos para la Unidad de Neonatos del hospital de Valme y otros 17 para el Virgen Macarena.

Toni conoció el pasado mes de febrero esta iniciativa solidaria a través de las redes sociales y, desde el primer momento, se puso manos a la obra para que los prematuros de los hospitales más cercanos también pudieran beneficiarse del lado más terapéutico de estos singulares peluches. «Me puse a tejer en casa. Mi hija me creó un blog y me abrió un grupo en Facebook, mi yerno diseñó un logotipo y mi marido me llevó a los hospitales para contarles a los médicos la iniciativa, así que toda la familia colaboró de algún modo», explica.

Los talleres se pusieron en marcha, en primer lugar, en la capital hispalense, en una mercería de Los Remedios , donde un grupo de voluntarios teje cada semana de forma completamente altruista estos pulpos. Al poco tiempo, se sumó también el taller de Dos Hermanas, que se celebra cada jueves por la mañana en la trastienda de una mercería de la céntrica calle San Sebastián, cuyo propietario Javier Vera ha cedido gustosamente sus instalaciones para este fin colaborando además con la donación de material y descuentos en los hilos.

Allí se reúnen semanalmente un grupo de diez o doce mujeres que tejen estos pulpos, guiadas por las indicaciones que va dando Toni, según el patrón genérico establecido. Y es que, para que estos singulares muñecos sean útiles a los prematuros deben tener unas medidas exactas y haber sido elaborados con unos materiales específicos. Para empezar, la cabeza del octópodo debe de tener entre seis y nueve centímetros y los tentáculos no pueden medir más de 22.

El hilo debe ser cien por cien algodón e hipoalérgico y el relleno de fibra sintética y rápido secado para que no retenga la humedad. Una vez que están hechos, se esterilizan y se embolsan para enviarlos a las unidades de neonatos. «Cada vez que voy a un hospital a hacer una entrega me dan medio año más de vida, es algo muy especial y sumamente reconfortante», reconoce Toni.

Como ella, otros tantos voluntarios se están uniendo a esta iniciativa con la que ayudar, de forma solidaria, a los más pequeños. «He trabajado como auxiliar de clínica y durante un tiempo estuve con los prematuros del hospital de Valme, así que cuando vi la iniciativa no lo dudé ni un momento , entré en Facebook y animé a otras compañeras a unirse», comenta Margarita Leiva, una de las voluntarias de «El pulpo de la vida» que fue quien propuso, de hecho, organizar uno de estos talleres en Dos Hermanas.

Los pulpos que ahora están tejiendo irán para el hospital materno infantil de Badajoz si bien, una vez que hagan su entrega, continuarán realizando nuevas tandas para otros hospitales que lo soliciten. Manos voluntarias, desde luego, no les faltan aunque toda la ayuda que les lleguen, aseguran, será siempre bienvenida.