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GUADALCANAL

Una pareja de la Sierra Norte se gana la vida con drones que aplican a la agricultura y al turismo

Permiten conocer la salud de los cultivos o mantener las placas de un huerto solar, entre otros usos

Pedro Millán y Marina Lietti junto a sus dos drones A.C.

AMPARO CORNELLO LÓPEZ-CEPERO

Diferenciarse, ese era el objetivo de Pedro Millán y Marina Lietti cuando decidieron montar una asesoría agropecuaria basada en la tecnología de drones. La agricultura y la ganadería sustentan la comarca de la Sierra Norte y su gestión está muy marcada por la tradición y las costumbres, sin embargo estos dos jóvenes han apostado por aplicar las nuevas tecnologías al campo y al turismo con Ilexdrone.

El nombre de esta joven empresa, que se puso en marcha en agosto del año pasado, viene de la unión de la palabra drone, un vehículo aéreo no tripulado, con la palabra ílex , que da nombre científico al árbol más característico de la dehesa: la encina ( quercus ilex ).

Pedro Mi llán es de Guadalcanal y tiene 29 años, estudió Ingeniería Agronómica en Córdoba donde conoció a Marina Lietti (25) que estaba de Erasmus estudiando su misma especialidad. La pasión por el campo de ambos y la firme intención de quedarse en el territorio llevó a esta joven pareja a embarcarse en este proyecto hace un año y medio cuando empezaron a darle vueltas a la idea. «Teníamos ganas de empezar aquí porque se necesitan emprendedores y proyectos nuevos para esta zona que tiene muchas oportunidades», explica Marina.

Agricultura de precisión

Aunque estudiaron la posibilidad de montar su empresa en Guadalcanal, finalmente se establecieron en Llerena donde tienen alojada su oficina en un vivero de empresas. La Diputación de Badajoz les ha apoyado con la adjudicación de estas instalaciones y una ayuda económica.

A partir de ahí Pedro estuvo cuatro meses estudiando para conseguir el carné de piloto de ultraligero y se ha especializado en agricultura de precisión cuyo objetivo es optimizar la gestión de parcelas desde el punto de vista a gronómico, medioambiental y económico.

De forma autodidacta han aprendido a usar los diferentes programas para procesar la información que los drones van captando cuando vuelan. « Yo era nulo con la tecnología y ahora soy un friki » confiesa Pedro.

Actualmente cuentan con dos drones, uno de menor envergadura y otro mayor que permite incorporar un depósito con el que incluso pueden hacer tratamientos. En total una inversión que supera los 20.000 euros.

Los servicios que ofrecen abarcan diferentes sectores. En cuanto a la agricultura el uso de los drones les permite sobrevolar los campos de una forma rápida, captar información diversa gracias a sus sensores y mapear el terreno.

La información obtenida posibilita a los propietarios conocer la salud de los cultivos para prevenir y evitar daños en las cosechas, controlar la eficacia de riego en las parcelas y comprobar el estado nutritivo de la planta para aplicar las dosis adecuadas de abonos y fertilizantes en las zonas que lo requieren.

«Ya hemos realizado algunos de estos trabajos, pero concretamente con el olivar estamos recogiendo datos de nuestra propia finca, lo que nos va a permitir obtener resultados con los que ir a las cooperativas de aceite para ofrecerles nuestros servicios a sus socios» , explica Pedro.

Reducción de costes

Otros de los trabajos que han desarrollado son las inspecciones de plantas fotovoltaicas . Gracias a sensores que miden el calor en las placas se identifican los paneles apagados o en mal funcionamiento y se reduce el coste de mantenimiento .

«Actualmente el mantenimiento de las placas solares se hace a pie y hay que ir una a una haciendo fotos y grabando un comentario sobre el estado de la placa, por ejemplo en un huerto solar de unas 40 hectáreas una persona tarda aproximadamente tres semanas en analizar el estado de las placas y nosotros lo hemos hecho en unas seis horas», comenta Pedro a ABC Provincia .

En el futuro quieren aplicar los drones a otros sectores como el cinegético para el control de las poblaciones de venados y cochinos jabalíes, o contribuir al estudio de la seca de la encina que es un problema que les preocupa mucho. « Yo me he enamorado de esta zona y sería una pena perder el patrimonio natural que tenemos en la dehesa», comenta Marina. El próximo mes de abril grabarán también el maratón de La Capitana en Guadalcanal.

Superar el miedo al cambio que tienen algunos agricultores o dar a conocer estas herramientas son algunos de los retos que tienen por delante estos jóvenes que afirman estar «ilusionados y contentos».

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