SAN JUAN DE AZNALFARACHE
Villa Chaboya, la casa del cónsul alemán que fusiló Hitler
Sus dos expropietarias se unen para luchar por la recuperación de un inmueble de gran belleza atribuido a Aníbal González
Asentada en plena cornisa del Aljarafe, mirando al río, se encuentra uno de los edificios más emblemáticos de San Juan de Aznalfarache: Villa Chaboya . Un edificio de estilo regionalista que desde hace unos años se encuentra en un estado lamentable, debido al expolio y el vandalismo que ha sufrido su estructura. El edificio se atribuye al arquitecto Aníbal González y se construyó en el año 1914 para albergar la residencia del cónsul alemán Otto Engelhardt , que fue fusilado por expresar abiertamente su oposición al nazismo, denunciando los abusos de Hitler.
Otto llegó a Sevilla para desempeñar el cargo de director general de la Compañía Sevillana de Electricidad . También fue nombrado director de la Compañía de Tranvías y llevó a cabo la electrificación de toda la red de tranvías, casi 26 kilómetros de vías que comprendían las trazadas por la compañía, desde su comienzo con tracción animal.
Demasiados costes
En Villa Chaboya residió su familia hasta 1984. En los últimos años empezaron a producirse algunos problemas en la casa, cuyos costes no pudieron asumir, y finalmente los descendientes del cónsul decidieron vender la casa «para que otra familia la pudiera mantener como se merecía», confiesa Ruth Engelhardt, bisnieta de Otto Engelhardt.
Los recuerdos de Ruth entre aquellas paredes son muy emotivos, a la vez que duros. Recuerda los juegos de cuando era niña, y la buena relación con los vecinos. «Yo salí de la casa con 11 años y volví con 20 a visitarla, cuando la segunda propietaria ya vivía allí», cuenta.
El impacto para ella de ver la casa en esta situación dice que fue brutal, pues no esperaba que su estado de deterioro fuera tan avanzado. «El sentimiento es de profunda tristeza, porque tanto para mí como para mi familia y para los vecinos de San Juan de Aznalfarache , la casa representa un símbolo o referente que no debería desaparecer», afirma la descendiente de Engelhardt.
En 1984 Villa Chaboya es vendida a Mayca Martínez , quien durante más de diez años se dedica a rehabilitarla por completo, siguiendo las directrices que le marca el Ayuntamiento , «al estar protegida por las ordenanzas de zonas de interés histórico artístico» , según le obligó el consistorio municipal en aquella época.
Hace una década la propiedad se vende a la entidad « Promociones Soles 1986 S.L.», cuyos datos no aparecen en registro, según ha constatado ABC Provincia , que no ha podido contactar con ninguno de sus propietarios para recoger su versión de lo ocurrido con esta propiedad.
«Soy incapaz de entender cómo se ha llegado a esta situación de abandono, y tanto a Ruth como a mí , nos une un sentimiento de impotencia al ver la casa en estas condiciones», asegura Mayca, quien aboga por restaurar la casa, devolverla a su familia original, y restaurar al mismo tiempo la memoria de su constructor, Otto Engelhardt.
Para Ruth, es algo inexplicable y muy difícil de entender . Desconoce cuáles son los motivos para que este edificio singular esté totalmente abandonado y con riesgo de que su profundo deterioro dificulte su rehabilitación. «Sé que hay un expediente abierto para la expropiación de la casa, pero el tiempo corre en nuestra contra, cada día que pasa, Villa Chaboya corre más peligro », asegura.
Un proceso largo
Actualmente, Villa Chaboya está protegida por una norma subsidiaria municipal de la cornisa este del Aljarafe , por la que en la vivienda solo se pueden realizar «obras de mejora y embellecimiento» . Tanto es así, que el propio ayuntamiento de San Juan inició en el año 2013 un proceso de venta forzosa o expropiación de Villa Chaboya, asegurando que era « la deuda que tiene San Juan con Otto y con su familia» , según aseguró el alcalde, Fernando Zamora. Los intentos de notificación ante la actual propietaria del inmueble han sido en vano, por lo que el proceso de expropiación se sigue demorando, mientras la estructura de Villa Chaboya va deteriorándose día a día , a la vez que le van arrebatando los pequeños sellos de identidad.
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