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Fiestas

Utrera cierra una Semana Santa sin incidentes y marcada por el buen ambiente en las calles

Las lluvias dejaron sin salir a dos hermandades y varias cofradías tuvieron que recortar sus recorridos

La salida del «Portaaviones» de Utrera es uno de los momentos más esperados A.F.

Alberto Flores

Con la entrada en la capilla de San Francisco el Sábado Santo de la Virgen de los Dolores en su Soledad –un paso conocido en la localidad como la «Virgen de Negro»-, la Semana Santa de Utrera ponía el broche final a unos días intensos que han estado marcados por la ausencia de incidentes en las calles y las bajas temperaturas . Era el momento para empezar la espera hasta el Domingo de Ramos de 2019, saboreando los intensos momentos que se han vivido en las calles.

Sin lugar a dudas han sido días que han estado marcados por las bajas temperaturas y la inestabilidad meteorológica, que han obligado a los utreranos a pertrecharse contra el frío. La lluvia y las malas previsiones provocaron que no pudiera salir el paso de La Borriquita, el Domingo de Ramos ni el Cristo de Los Milagros el Viernes Santo. Una lluvia que provocó también la vuelta a su templo de la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno , cuando apenas llevaba media hora en la calle. Las hermandades de la Vera-Cruz y Los Gitanos llevaron a cabo recortes en sus recorridos para poder escapar del líquido elemento.

Más de doscientos efectivos han participado en el denominado «Plan Azahar», el dispositivo de seguridad que se pone en marcha para que todo funcione correctamente en las calles de Utrera. En este sentido ha sido una Semana Santa muy tranquila, ya que aunque ha habido mucho ambiente y numeroso público en momentos puntuales, apenas se han registrado incidentes importantes . Ha sido también una buena Semana Santa para los establecimientos hosteleros de la localidad, que han recibido a numerosos visitantes.

La localidad se despertaba el Lunes de Resurrección con la habitual estampa nostálgica de los días intensos que acaba de vivir, marcada por el sonido del rechinar de los neumáticos de los vehículos en las calles del casco histórico a causa de los restos de cera derretida, o el sonido del desmontaje de los palcos de la Carrera Oficial, que un año más han estado ubicados en la plaza del Altozano. Y todo ello con el olor a azahar impregnando todos los rincones de la localidad , un aroma que ha tardado en llegar, pero que finalmente ha llegado.

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