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rocío 2015

Las claves de la procesión de la Virgen del Rocío

El orden se impone desde la salida, que tuvo lugar a las 3:03 de la madrugada, hasta la entrada, en torno a las 12:30 del mediodía

Las claves de la procesión de la Virgen del Rocío j. m. serrano

javier macías

Pasaba de la medianoche y estaba todo demasiado en calma. La tromba de agua parecía haber apaciguado los ánimos en un Rocío en el que muchos no dejaban los móviles para seguir la noche electoral y el ascenso del Real Betis Balompié a la Primera División del fútbol español. Por la casa hermandad de Cádiz había otro ojo puesto en Oviedo, donde el conjunto amarillo había empatado en la ida de la eliminatoria para subir a Segunda. Llegaba la hora del rosario, y los simpecados iban apareciendo tapados con plásticos y con algo de menos participación que en los últimos años por mor de la lluvia.

Ya en la ermita, los almonteños esperaban uniformados y sentados en la escalinata de la reja la llegada del Simpecado de la Matriz, en una imagen que, si se compara con la de hace unos cinco años, sería inimaginable. El orden se ha impuesto en la procesión, cada vez más medida, pero si cabe mucho más lucida. Éstas son, a modo de resumen, las claves de la salida de la Virgen del Rocío en este año 2015.

Riesgo de lluvia al amanecer

El riesgo de lluvia a primeras horas de la mañana obligó a la Hermandad Matriz a preparar plásticos para proteger las andas, que finalmente no hubo que utilizar.

Salida perfecta

Desde que se rompió el varal en la procesión del año 2011 , la hermandad Matriz y los hombres de la Virgen se pusieron el traje de faena y, dentro de su idiosincrasia particular, impera desde entonces una especie de desorden ordenado que hace mucho más fluido el recorrido de la Blanca Paloma.

En la salida ya se notaba. Ya no hay esos intentos exacervados por saltar la reja antes de la llegada del Simpecado de la Matriz. Así, en cuanto apareció a las tres de la mañana por el dintel de la concha de la ermita, los almonteños saltaron la reja. El santuario ya no es de acceso libre y eso permite que la Virgen no se caiga en el interior. Haciendo un pasillo, el paso salió en todo lo alto hasta la explanada, donde fue recibida por miles de flashes y móviles, bajo un cielo aún encapotado. Era la salida perfecta, contaban los almonteños orgullosos.

Doble cinturón y buen ritmo

El orden se mantuvo en la calle, donde un año más los almonteños crearon un doble cinturón alrededor del paso para controlar quién se metía bajo las andas. Eso permitió un ritmo rápido en las primeras horas de la procesión. La Virgen llegó a Triana de noche, y se puso frente por frente al Simpecado a las 6:33 de la mañana. De allí, al Eucaliptal, donde pasó a eso de las ocho y, a Gines, a las 9:10. Tan rápida iba la Virgen, que cuando saludó a esta hermandad, no esperó a que El Mani concluyera la sevillana, que además apenas se escuchó por las campanas de la casa hermandad de Granada.

Apareció el cansancio

A partir de entonces, en esa recta interminable que es la plaza de Doñana, con un sinfín de simpecados, comenzó a ralentizarse la procesión... y llegaron las caídas. El cansancio comenzó a hacer mella, ya de día. Hubo quien decía que si hubiera seguido el ritmo que llevaba en las primeras horas, la Blanca Paloma hubiera entrado a las diez de la mañana. Sin embargo, finalmente llegó a la explanada a las 12 del mediodía.

Entrada complicada

Si la salida fue perfecta, la entrada fue mucho más dificultosa. El cansancio, unido al calor, hizo que la Virgen fuera a las arenas en demasiadas ocasiones, incluso tuvieron que echar mano de las carruchas para situar a la Virgen en la entrada del santuario, donde entró a las 12:30 del mediodía, una hora «muy buena» según indicaban los almonteños.

Nuevo traje

Era el comentario generalizado. La Virgen iba radiante con el nuevo traje confeccionado por el taller de bordados de la hermandad Matriz, a juego con el manto de los Apóstoles que le confeccionara Bordados Santa Bárbara. No se cumplió la superstición de algunos almonteños, que aludían a un «mal año» cada vez que a la Virgen se le ponía esa pieza extraordinaria, ya que, luciendo el manto, a la Virgen se le rompió el varal en 2011 y también se le puso cuando la procesión extraordinaria por Almonte, en 2012, que resultó complicada dada las estrecheces del pueblo. Este año, no obstante, se puso de manifiesto que eran solo conjeturas, ya que la procesión de 2015 ha resultado perfecta.

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