Madre Belén, camino del altar

Mañana martes, la Congregación de las Esclavas del Divino Corazón escribirá un nuevo capítulo en su historia con la apertura del proceso de beatificación y canonización de Madre Belén , que inicia el camino oficial a los altares con el marchamo de su absoluta entrega a los más desprotegidos. En la capilla de la Inmaculada Concepción , y en una celebración presidida por el arzobispo, monseñor Asenjo, se abrirá el proceso diocesano sobre la vida, virtudes y fama de santidad de la sierva de Dios Madre Belén.

Aracena y Linares fueron los primeros destinos de la actividad apostólica y educativa de esta sevillana, nacida en 1916 en las Siete Revueltas y bautizada en el Salvador. Y ahí estaba ya pujante su tendencia de estar con los pobres . Lo cuenta a ABC de Sevilla, la hermana Concha Montoto, que convivió con Madre Belén desde 1968 hasta que murió el 12 de noviembre de 1977 en la Cruz Roja de la Ronda de Capuchinos cogida de su mano.

«Antes de ir a Misiones, en el barrio de El Cerro , donde no había más que gitanos y animales, donde los primeras catequesis se daban en un corral de vacas. Ella llevaba en su corazón las necesidades del otro y la necesidad de comunicar el bien y la verdad de la fe ». Todo ello lo sembró Madre Belén, y ahí están las decenas de testimonios, de aquí y de ese allá que fue en su vida Brasil , donde cumplió su vocación misionera, que explicitó en el 47, aunque no sería hasta 1953 cuando fue destinada a Dianópolis, en la región de Goias, lugar incomunicado y pobre, donde se abrió la primera misión de las Esclavas. Nueve años permanecería allí hasta que pasó a otro colegio más importante, el de Volta Redonda , por seis años, un traslado que fue como «si le quitaran la piel», aunque lo aceptó con agradecimiento a Dios.

A su vuelta a España en 1968 sería elegida consejera general , y en 1970 fue nombrada también Superiora Regional de España-Norte terminando este periodo en 1974. Después fue destinada a la sevillana barriada de Valdezorras y, por último, en 1975, dos años antes de su muerte, fue superiora de la comunidad de Sanlúcar la Mayor.