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salud humana y animal

Las harinas bajo sospecha de Dasy acabaron en piscifactorías de Asia

El dueño de la empresa, José María Gimeno, lo cuenta en una conversación telefónica pinchada por el Juzgado de Osuna

Las harinas bajo sospecha de Dasy acabaron en piscifactorías de Asia ABC

M. J. PEREIRA

El sumario del Caso Dasy está arrojando nuevos datos sobre la investigación llevada a cabo sobre el presunto uso de cadáveres de animales enfermos o no aptos (gatos y perros) en la fabricación de harinas y grasas destinadas a piensos de animales de abasto y de compañía, entrando así en la cadena alimentaria humana. En conversaciones telefónicas intervenidas a José María Gimeno, propietario de Dasy y el grupo Proteínas y grasas Gimeno (PGG), éste admite que sus harinas y grasas hechas con Subproductos Animales no Destinados a Consumo Humano (Sandach), no sólo terminaron en los piensos de pollos, vacas y cerdos, sino también en piscifactorías de Asia.

Como la exportación de harinas cárnicas está prohibida fuera de España tras el caso de las vacas locas, PGG aseguró a sus clientes que no vendía harinas cárnicas, sino «proteína hidrolizada», aplicando un costoso tratamiento de enzimas a los despojos de mataderos de cerdos y aves, lo que garantizaría que podía ser exportada y consumida por cualquier animal sin riesgo de transmitir ninguna enfermedad. Para poder exportar a Asia y a otros países de Sudamérica, Dasy obtuvo certificados de Luis Vázquez Muñoz, jefe del Departamento de Sanidad Animal de la Junta en Sevilla, quien ha sido expedientado por tramitar esas autorizaciones de exportación a Vietnam o Colombia sin tener competencias.

Sin embargo, los informes de la Guardia Civil y de un técnico de la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía ponen en tela de juicio que realmente Dasy –que enviada después sus harinas a Pet Food Ingredients (del grupo PGG) para su exportación– pudiera hidrolizar. De hecho, trabajadores y directivos de Dasy admiten en pinchazos telefónicos autorizados por el juzgado que su supuesto «hidrolizado» salía de la planta con un color oscuro y hasta con trozos de huesos, cuando debía tener el color y la textura del polvo de talco.

En otro pinchazo telefónico, M. M. B., director de Proyectos de Dasy, habla con otra responsable de la fábrica en Osuna sobre la inspección de un técnico de la Junta. El directivo dice que donde tenía miedo era en el grado de hidrólisis «porque en Barcelona –donde PGG tiene la fábrica Pet Food– no se lo creen, pero si éste traga fantástico».

La Junta de Andalucía autorizó en 2011 a Dasy la obtención de proteína hidrolizada de origen avícola y porcino al considerar que disponía de los equipos, aparatos y sistemas de seguridad necesarios para garantizar la esterilización y tratamiento enzimático de los despojos de carne que usaba. Curiosamente, la Junta no inspeccionó muestras de la proteína hidrolizada hasta mayo de 2014, cuando supo que la Guardia Civil había abierto una investigación.

La proteína hidrolizada no sólo suponía una puerta a las exportaciones fuera de la UE para animales de abasto y piscifactorías, sino también pingües beneficios para Dasy y Pet Food. Las harina cárnicas destinadas a piensos tienen un precio de unos 500 euros la tonelada, mientras que la proteína hidrolizada puede alcanzar los 1.600 euros la tonelada. En una conversación telefónica mantenida el 12 de junio por Gimeno, imputado por delito contra la salud pública, estafa, falsedad documental y contrabando, declara que PGG tiene mucha demanda en Asia de «harina hidrolizada». Gimeno dice que puede alcanzar un precio en destino de 1.500 a 1.600 euros. El dueño de Dasy manifestó que estaba vendiendo en Asia a 1.000 euros de salida y puesta allí a más de 1.400. Asimismo, confirmó a su interlocutor que lo que vendía a Asia «es para piscifactorías». Ecologistas en Acción, personada en la causa, ha mostrado ya su preocupación por las exportaciones de Dasy y por las importaciones que España realiza de pescado procedente de piscifactorías de Asia.

La Guardia Civil estudia ahora si hay ADN en muestras de proteína hidrolizada de la empresa Pet Food de Lérida, a la que Dasy envía sus harinas y «proteína hidrolizada». Fuentes consultadas por ABC señalan que si realmente es proteína hidrolizada no debe aparecer ADN de ningún animal, ya que el tratamiento a base de enzimas y temperaturas rompe la cadena proteínica. De igual forma, la proteína hidrolizada o las harinas cárnicas tratadas con la correcta temperatura, presión y tiempo tampoco deben dar positivo en salmonella u otras bacterias, ya que se supone que ese proceso esteriliza el producto. Según pinchazos telefónicos, trabajadores de Dasy encargaban a un laboratorio de Sevilla que cambiaran las muestras de harinas cuando daban positivo en salmonella.

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