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Cita de urgencia del SAS: «Venga usted en 2016»

El hospital Virgen del Rocío de Sevilla reconoce errores en la gestión de asignación de citas en la historia de José Rodríguez

Cita de urgencia del SAS: «Venga usted en 2016» jesús spínola

c. agular

La historia clínica de José Rodríguez con el Servicio Andaluz de Salud (SAS), tal y como él mismo relata, es un cúmulo de despropósitos de principio a fin. El relato de este señor de 65 años recuerda a todas aquellas novelas cuya moraleja final es «si algo sale mal, no tenga duda de que esa situación puede ir a peor». Como en «Una serie de catastróficas desdichas de Lemony Snicket», interpretada magistralmente por Jim Carrey en la gran pantalla, de cuya trama sólo con el título uno se puede hacer una idea.

Julio de 2012. José sentía unos fuertes dolores en la espalda –en la zona lumbar– y en una pierna. Al acudir a su médico de cabecera, éste le dice que le van a hacer una resonancia para averiguar de dónde viene la dolencia y mientras tanto le receta calmantes para el dolor. La cita no tarda en llegar y el 2 de agosto José ya tenía la resonancia hecha. Sólo faltaba que le enviasen a casa la cita para recoger los resultados. Así, ese mismo día acude a admisión del hospital Virgen del Rocío de Sevilla, donde le habían realizado la prueba, para entregar todo el papeleo relativo a su historia clínica.

Pasa mes y medio y José no recibe la cita para recoger los resultados. «Volví a admisión para reclamarla y me dijeron que mis papeles se habían perdido, que allí no tenían nada. Me tomaron los datos y me dijeron “ya le llamarán”», afirma José. Después de dos semanas sin noticias –nos situamos ya a principios de octubre–, José, que tenía la mosca detrás de la oreja tras el error de la primera vez, no quiso dejar pasar un día más. Acumulaba cuatro meses tomando a diario calmantes para el dolor y veía que su situación era cada vez peor. Se dirige de nuevo a admisión y, ¡sorpresa!, los papeles se habían perdido de nuevo. «Ahora la culpa es mía –le expresó a José la persona que estaba en admisión–, no lo he metido en el ordenador y a saber adónde ha podido llegar».

La cita, por fin

El 17 de octubre de 2012 lo ve el neurocirujano. Lo primero que le dice el facultativo es que «ha tardado mucho en acudir al médico», lo que arrancó una carcajada de indignación a José, como él cuenta. El resultado de la resonancia fue que José padecía daño en varios discos de la columna vertebral y uno de ellos le pinzaba un nervio, de ahí los terribles dolores que sufría en la pierna. Diagnóstico: hay que operar de urgencia.

Vista la presteza del SAS para asignar citas y la saturación propia del servicio, un facultativo le propuso a José una «vía rápida» para su problema. «Ve a Urgencias y di que te duele mucho la pierna; en cuanto te hagan pruebas y vean lo que tienes, de allí no sales sin haberte operado». Y así fue, tras acudir a Urgencias, José ingresó el 18 noviembre de 2012 y a los dos días fue operado.

Ahora, rehabilitación

Transcurridos con normalidad la operación y el post-operatorio, el neurocirujano de José le manda una rehabilitación de urgencia de 20 sesiones. Mes y medio después, vuelve a la consulta del neurocirujano para la revisión de la operación; mientras tanto, la cita para la rehabilitación seguía sin llegar. «¡Pero todavía no te han dado la rehabilitación!», le dijo sorprendido el médico. Al salir de la consulta, José se encontró con un amigo que conocía a una fisioterapeuta del Virgen del Rocío; tras contarle su situación, este amigo movió los hilos que pudo y en menos de una semana José ya tenía cita para las sesiones rehabilitadoras.

Las 20 sesiones de urgencias que le mandó su neurocirujano se quedaron en once a juicio de la fisioterapeuta que guiaba su rehabilitación. «Ya no puedes venir más, ya estás bien», le dijo. Al extrañarle la decisión de la fisioterapeuta, José se presentó de nuevo en la consulta de su médico y éste, al saber lo ocurrido, se encogió de hombros resignado diciendo «esto es lo que hay».

Le adelantan la cita gracias a su médico, pero comparte cita con otro enfermo

Pasado esto, José comienza a tener revisiones cada tres meses y después una al año. El pasado 1 de octubre tuvo su última revisión. En ella le comentó al neurocirujano que le volvía a doler la pierna y que incluso estaba teniendo problemas para dormir. Para salir de dudas, el facultativo le prescribe hacerle de nuevo una resonancia.

El 9 de octubre, antes incluso de llegarle la cita para la resonancia, recibió la de recogida de los resultados de esa prueba… para el 20 de abril de 2016. José, que no podía salir de su asombro, después de todo lo que había pasado ya, acudió de nuevo a la consulta de su médico para enseñarle la carta. En esta misma, el neurocirujano expuso que la cita debía adelantarse a enero de 2015 y que se dirigiera a admisión para que se la cambiaran. «Su médico sabe perfectamente que las citas se están dando a año y medio vista –le comunicó la persona de admisión–. Estamos saturados, hartos, no sabemos qué hacer y cada vez somos menos. Lo que haré –dirigiéndose a José– es darle la cita para el 7 de enero a la misma hora que otro enfermo, y que el médico haga lo que pueda».

La versión del SAS

No obstante, la versión del centro hospitalario para esa cita en 2016 es que hubo un «cruce informático de datos». «La cita que recibió José es para la revisión anual de su operación pero en el concepto, erróneamente, rezaba recogida de resultados». Lo cierto es que de ser así, la revisión anual sería en realidad de año y medio, pues la última la tuvo el 1 de octubre de 2014. Un despropósito de principio a fin... Continuará

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