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Tensión entre los taxistas y el autobús del aeropuerto

Un reciente altercado entre un conductor de Tussam y los taxistas que operan allí reaviva los enfrentamientos en la zona de llegadas de San Pablo

Tensión entre los taxistas y el autobús del aeropuerto j.m. serrano

e. barba

La terminal de llegadas del aeropuerto de San Pablo resulta un verdadero páramo para cualquier viajero. No hay establecimiento para cambio de divisa, tampoco una oficina municipal de información turística, sólo una pequeña cafetería la contempla... y el transporte. Además de sus históricos déficits, éste atraviesa de nuevo su enésimo momento de tensión entre los taxistas y los conductores del autobús municipal, la línea especial del aeropuerto que el Ayuntamiento reforzó hace varios años.

Desde entonces, la creciente competencia para el gremio de taxistas que opera en el aeropuerto ha generado problemas de convivencia alternos en el tiempo que tuvieron de nuevo una cúspide hace un par de semanas con un incidente que ha reavivado esa guerra fría en que viven los dos colectivos. Se trata de un problema puntual, pero que ha hecho aflorar de nuevo un clima beligerante entre taxistas y conductores de Tussam.

Los hechos sucedieron el día 10 de febrero y están siendo investigados por un juzgado tras el pertinente boletín de denuncia confeccionado por la Policía Local, que cuenta con declaración de testigos (policías nacionales que estaban de guardia en el aeródromo) y la grabación de las cámaras exteriores. Todo radica en una señal de stop que el autobús urbano no respetó, como admitió su propio chófer, lo que obligó a un taxista que circulaba por el carril delimitado para ellos a rectificar la trayectoria para no ser embestido.

Una acción que se da con mucha frecuencia, según denuncian los taxistas. En este caso, el conductor del bus fue recriminado por el taxista, arropado por sus compañeros, por mantener su trayectoria tras saltarse la señal que le obliga a detenerse. El conductor del autobús denunció amenazas del grupo de taxistas y que el vehículo fue agredido. Ciertamente, un piloto del autobús acabó roto y con los trozos de pasta en el suelo.

Pero bajo este incidente subyace un problema de fondo que sigue sin resolverse, el de la convivencia en la terminal entre modos de transporte. Desde distintos sectores del taxi que no ejercen en la terminal se apunta que se trata de «una defensa de los privilegios del grupo de taxistas que trabajan en el aeropuerto, que para ellos es coto privado y no quieren que nadie les reste negocio. Por eso todos los problemas siempre son con este grupo, con el autobús, con la Policía Local... No quieren que sus privilegios se vean amenazados».

Al otro lado, la asociación Solidaridad del Taxi, que agrupa al colectivo que trabaja habitualmente en el aeropuerto, recalca que «no hay ningún problema de competencia ni de poder ni de nada, se trata sencillamente de una actitud prepotente e incluso que roza lo delictivo de algunos conductores de Tussam». Así lo explicaba a ABC el presidente de esta entidad, Enrique Filgueras, quien explicaba que «en Tussam se está empezando a generalizar una conducción más apresurada» y que «la maniobra que hacen en ese stop es muy peligrosa, pese a lo cual se repite constantemente todos los días, tal y como hemos observado y grabado.

Se ha trasladado el asunto al gerente de Tussam y asegura que lo ha transmitido, pero nada cambia en ese aspecto». Filgueras se preguntaba por «la integridad del taxista, que en este caso se jugó la vida. Si no llega a rectificar su marcha, lo arrollan, y esto ha estado a punto de pasar muchas veces».

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