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atropello mortal

Eduardo Esteve: «Ese conductor arruinó mi vida, pero nada de lo que le pase ahora me devolverá a mi mujer»

El marido de la mujer fallecida en el Parque de los Príncipes, tras ser embestida por un coche, relata el accidente

Eduardo Esteve: «Ese conductor arruinó mi vida, pero nada de lo que le pase ahora me devolverá a mi mujer» abc

jesús álvarez

A Ana Belén García Escuder, odontóloga sevillana de 41 años, la muerte le esperaba la madrugada del pasado sábado junto a un semáforo del Parque de los Príncipes. Era la una y media de la madrugada y acababa de salir de cenar del restaurante Voraz, junto a su marido, Eduardo Esteve, también odontólogo, nacido en Madrid, de 49 años, y una pareja de amigos.

«Escuchamos un derrape tremendo y vimos un coche que venía de costado, como si hubiera hecho un trompo, a una gran velocidad que se llevó por delante el semáforo», cuenta a ABC. Detrás del semáforo, en ese momento, estaban ellos cuatro. El coche, un BMW, siguió su camino enloquecido tras esa violenta colisión y arrolló a Ana Belén. Su marido, que estaba a su lado, salió milagrosamente ileso. La otra pareja resultó herida, pero no de gravedad.

Recuerda que vio a su mujer en el suelo, con la cabeza ensangrentada y respirando

Eduardo Esteve y sus acompañantes se quedaron en estado de shock durante unos segundos, mientras un grupo de personas que estaban paseando o en algunos bares de la zona, se aproximaron rápidamente al lugar de la tragedia. Lo que recuerda Eduardo es que vio a su mujer en el suelo, con la cabeza ensangrentada. «Estaba muy mal, pero aún respiraba. Intenté hacerle un masaje cardíaco, pero la gente no me dejó acercarme a ella. Me decían que no la tocara hasta que llegara un médico, pero yo dije que era odontólogo y que sabía algo de Medicina —cuenta con frustración— . Luego llegó la Policía y alguien llamó a una ambulancia. «Entonces sí pude hacerle ese masaje, pero ya no respiraba», comenta.

Fueron momentos terribles en los que un conductor ebrio de 30 años, con más del doble de alcohol en su sangre que el permitido para conducir, borró para siempre de su cara la sonrisa de Ana Belén, madre de tres hijos, Jaime, de 11 años, Nacho, de 9 años, y Nora, de 6. «Recuerdo que me acerqué a él y le dije que había arruinado mi vida. Él adoptó una postura que me pareció chulesca y el copiloto lo cogió y se lo llevó lejos de mí», comenta.

Familiares del marido de Ana Belén aseguran que camareros de un restaurante cercano tuvieron que retenerlos para que no se dieran a la fuga. Eduardo Esteve dice no albergar ningún deseo de venganza y que solo piensa ahora en algo que le decía a menudo a su mujer: «querer al prójimo». No quiere hablar de los años en prisión que debería cumplir este individuo. «Lo que le pase ahora no me va a devolver a mi mujer. No quiero pensar en eso. Que la Justicia actúe. Nada más».

«Me acerqué a él y le dije que me había arruinado la vida»

En lo que no puede dejar de pensar Eduardo es en el destino: «Pienso en que el primer plato tardó mucho en servirse o en lo que tardamos en cruzar el semáforo después, o en lo que nos entretuvimos a la hora de pagar la cuenta. Pienso en que si no hubiera ocurrido todo eso, nosotros no habríamos estado ahí, detrás de ese semáforo, en ese momento justo en que el coche pasó por allí». Si él hubiera estado situado a la derecha de su mujer y no a la izquierda, el desenlace habría sido diferente. «Ojalá me hubiera embestido a mí», comenta con sus ojos azules acuosos.

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