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Monteseirín cambió las condiciones de las Setas diez días antes de irse

Los 36 millones que tendrá que pagar ahora el Ayuntamiento tienen su origen en el documento que firmó el exalcalde, un cheque en blanco para Sacyr

Monteseirín cambió las condiciones de las Setas diez días antes de irse abc

alberto garcía reyes

El 13 de mayo de 2011, nueve días antes de las elecciones municipales que ganó por mayoría absoluta el PP de Juan Ignacio Zoido, Alfredo Sánchez Monteseirín dictó una resolución de Alcaldía, que ni siquiera sometió a la aprobación de su Junta de Gobierno, en la que cambió muchas de las condiciones pactadas con la constructora Sacyr para la explotación de las «Setas» de la Encarnación. En ese documento está el origen de los 36 millones que ahora tendrá que pagar el Ayuntamiento a esta empresa por orden judicial y que elevan la factura del polémico edificio diseñado por Jurgen Mayer a 140 millones de euros. Prácticamente todas las decisiones judiciales manan de este acuerdo que el exalcalde firmó por su cuenta y riesgo a sabiendas de que no continuaría gobernando él, ya que su partido había presentado como candidato a Juan Espadas. Los principales incumplimientos que señala Sacyr son el impago de la cantidad designada por la empresa para permitir el acceso «gratuito» de los sevillanos al mirador, lo que cifra en casi 500.000 euros; una indemnización por la entrega tardía del edificio número 24 de la Encarnación, donde estaba la Delegación de Hacienda, que se contemplaba como compensación en el contrato; y, el más polémico, el lucro cesante, es decir la cantidad de dinero dejada de percibir por el fracaso de las «Setas» como negocio, una cláusula en la que Sacyr se aseguró que el Ayuntamiento se tendría que hacer cargo del Metropol Parasol en caso de no lograr las cifras contempladas en su propio plan económico-financiero.

Aquella resolución de Alcaldía, adelantada por este periódico, resultó muy polémica por el acuerdo de abonar el acceso «gratuito» de los sevillanos al mirador. Pero incluía otras disposiciones que ahora han sido letales. Por ejemplo, Monteseirín acordó que el Ayuntamiento mantuviera «el edificio Encarnación 24 con una contraprestación mensual de 60.000 euros». Es decir, un inmueble que era propiedad municipal se entregó a Sacyr como parte del pago y luego el alcalde decidió realquilárselo por 60.000 euros. Juan Ignacio Zoido decidió impugnar este acuerdo al llegar a la Alcaldía, pero los tribunales han dado la razón a la empresa.

Sin embargo, el punto más polémico del documento es el segundo, donde Monteseirín acuerda «requerir a Sacyr para que presente un estudio económico-financiero» de estas medidas a partir del Plan de la Explotación. Más claro: las condiciones económicas las decidiría la empresa, no el Ayuntamiento. Desde entonces, la negociación con Sacyr por parte del nuevo gobierno para rebajar sus condiciones ha sido incesante. Pero la empresa tenía un documento que era invencible en los tribunales. Un cheque en blanco firmado por Alfredo Sánchez Monteseirín sólo nueve días antes de irse por la puerta de atrás.

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