héroe de la armada
Sevilla pondrá una calle a un marino tuerto, cojo y manco a los 25 años
Blas de Lezo, el «Mediohombre», evitó que Suramérica cayera en manos de los ingleses
Probablemente, si no hubiera sido por él, la Casa de la Contratación de Sevilla habría acabado en Londres. Y se hablaría inglés desde los Estados Unidos hasta la Patagonia. Pero el «Mediohombre», Blas de Lezo, cojo, manco y tuerto desde los 25, paró los pies en 1741 a una de las mayores ofensivas navales de todos los tiempos. 195 navíos, 3.000 cañones, 25.000 ingleses y 4.000 milicianos más de los EE.UU. contra seis barcos, tres mil hombres armados y 600 indios flecheros.
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Cartagena de Indias era la llave de Iberoamérica, de donde partían todos los cargamentos más importantes a la Península. Si caía en manos británicas era el principio del fin de la hegemonía española en el continente americano.
Se acuñaron medallas con Blas de Lezo arrodillado ante Vernon
Tan seguro estaba la Isla Albión de su victoria que Edward Vernon –al mando de la flota de Su Majestad británica–, ya la dio por conseguida antes de que se produjera. De hecho, engañó a sus compatriotas anunciándola antes de tiempo y se acuñaron medallas conmemorativas con Blas de Lezo arrodillado ante él.
No conocía Vernon al marino vasco «Almirante Patapalo» y de lo que era capaz. La derrota fue tan humillante que el rey Jorge II de Inglaterra prohibió que se hablara de ella durante algún tiempo.
Otro héroe olvidado
Blas de Lezo, uno más de nuestros héroes olvidados del que ni siquiera se sabe dónde está enterrado, habría sido un diamante en bruto del cine de haber nacido en otro lado; un gigante de los guiones que hubiera dejado en pañales cualquier personaje histórico. Pero aquí tenemos por costumbre honrar a los mediocres y olvidarnos de los grandes. Seguro que se pregunta hoy en una escuela quiénes eran Blas de Lezo o el almirante Nelson, y la goleada del segundo al primero sería mayúscula.

La Asociación de vecinos San Jerónimo Alamillo, ante la posibilidad de nombrar nuevas calles en el Distrito Norte de Sevilla, en el Higuerón, propusieron hace dos años una dedicada a De Lezo, otra a Gibraltar español y la última al templete de San Onofre. Quizás, el lugar no era el más adecuado para tan curiosas iniciativas, casi un polígono industrial. Ninguna prosperó. Prefirieron los nombres de varios planetas.
Sin embargo, Blas de Lezo estaba curiosamente de moda. Una exposición en Madrid sobre el marino vasco batía plusmarcas de visitas, 80.000, hasta el punto de que tuvieron que prolongarla seis meses más. Tras el éxito ésta se trasladó a Cádiz. «Blas de Lezo, el valor de Mediohombre» era el título de la muestra que pudo verse también en la Casa de Iberoamérica de la tacita de plata. 71 piezas diferentes sirvieron para recorrer la trayectoria del teniente general de la Armada.
Un laude o lápida de piedra
En la muestra estaban involucrados nueve museos y se enriqueció con aportaciones de la Fundación Federico Joly Höhr, que prestó tres estampas del siglo XVIII y el documento de 1732, expuesto por primera vez, del poder testamental de Blas de Lezo procedente del Archivo Histórico Provincial de Cádiz. Mapas, retratos, pinturas, maquetas de los barcos de su época, la espada atribuida al marino y una laude o lápida de piedra encargada en 1774 por el hijo mayor para honrar a su padre, fueron los principales objetos que pudieron verse.

Por fin, parece que aquí se ha reaccionado y en el último pleno celebrado bajo el mandato del Juan Ignacio Zoido antes de las municipales, se ha aprobado una calle para el marino. La propuesta tuvo el visto bueno de populares y socialistas. Izquierda Unida se opuso. Nuestro héroe no tiene aún asignado el sitio, pero ya ha ganado su primera batalla. Ahora pasará al Servicio de Estadística para que le busquen un hueco. Esperemos que Sevilla, aunque tarde, sea justa en su decisión.
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