El acusado del atropello mortal de Montes Sierra: «Me volví loco, yo no era yo»
Asegura que lo arrolló tras beber «diez copas de ginebra» y después de que el fallecido le clavara una botella de cristal en el cuello
Jonathan S.V., para quien la Fiscalía de Sevilla pide 20 años de cárcel por atropellar mortalmente con su vehículo a un joven el 22 de febrero de 2014 en la acera de la avenida Montes Sierra, ha reconocido este viernes los hechos pero ha asegurado que lo hizo tras beber siete cervezas y diez copas de ginebra y después de que la víctima le clavara una botella de cristal en el cuello. «Me volví loco, yo no era yo», ha asegurado.
El acusado, que ha reconocido estar nervioso y ha alegado que es «un analfabeto», ha comenzado pidiendo perdón a la familia del fallecido y ha expresado su «total arrepentimiento de corazón» por lo sucedido, añadiendo que no ha pedido perdón antes «porque no ha podido».
Ha relatado que salió sobre las 22,00 horas del 21 de febrero de su casa y se dirigió a un bar de Sevilla Este donde bebió «seis o siete» cervezas y una pizza, tras lo que pasada la medianoche se trasladó al bar 'La Trocha', ubicado en la avenida Montes Sierra, ya que su novia trabajaba allí de camarera, establecimiento en el que consumió «ocho o diez» copas de balón con ginebra.
«Estuve toda la noche bebiendo», ha indicado Jonathan, quien ha negado que mantuviera una discusión en el interior del bar con el fallecido, quien «estaba un poco pasado de vuelta, tonteando y molestando a las mujeres», por lo que el portero del bar lo expulsó y echó las persianas metálicas para continuar la fiesta dentro. «Yo estaba bastante bebido y le metí un guantazo», ha dicho a preguntas de la fiscal del caso.
«Volantazo»
A continuación, y según su relato, la víctima volvió y se puso a «aporrear» la persiana metálica, por lo que el imputado salió y, en ese momento, el fallecido le «apuñaló» con una botella de cristal en el cuello con la intención de «matarle», por lo que, seguidamente, cogió su vehículo -en el que se montaron otras tres personas, entre ellas el portero del bar- para ir al hospital y, en ese trayecto, se encontró con el fallecido y dio un «volantazo», lo que ocurrió sobre las 7,00 horas, a poco menos de 200 metros del bar.
«Estaba todo loco, me estaba muriendo, echando mucha sangre y quería ir al hospital», ha puesto de manifiesto durante su declaración Jonathan, quien ha agregado que «no estaba bien» y que se encontraba «atacado de los nervios», motivo por el que, tras producirse el atropello, no se bajó del vehículo para auxiliar a la víctima, desconociendo si «se encontraba muerta o no».
De igual modo, y una vez ocurridos los hechos, el acusado ha asegurado que colaboró con la Policía a pesar de que «no estaba imputado», a lo que se suma que este mismo viernes ha depositado en la cuenta de consignaciones de la Audiencia hasta 44.000 euros para reparar el daño provocado. «He dado todo lo que tenía», añadiendo, para finalizar, que «sin alcohol y sin la puñalada, yo no estaría aquí hoy supongo».
La fiscal, así, ha expuesto los hechos que, a su juicio, tuvieron lugar el día 22 de febrero de 2014, y ha remarcado que el acusado, «con toda la sangre fría y crueldad del mundo, decidió frenar y meterse en el carril bici que había en la acera», recorriendo de esta manera un total de 26 metros «a toda potencia y velocidad» hasta que embistió de forma «limpia y brutal» al fallecido, de 31 años y que ha dejado dos hijas gemelas de cinco años.
De su lado, el abogado de Jonathan ha señalado que «es evidente» que su cliente «atropelló y mató» a la víctima, pero ha dicho que «cuenta con cuatro circunstancias favorables» -atenuantes-, como son que actuó bajo el efecto de las bebidas alcohólicas y bajo «arrebato u obcecación», ya que previamente el fallecido le apuñaló con una botella de cristal. «Un centímetro más y lo mata allí mismo».
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