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CRÍMENES HISTÓRICOS DE SEVILLA

Cuando murió un policía en un atraco frustrado en el Hotel Cecil-Oriente

En noviembre de 1959 dos hombres entraron en el hotel con la intención de robar el dinero de los salarios de los trabajadores

Cuando murió un policía en un atraco frustrado en el Hotel Cecil-Oriente ABC

ANA MENCOS

En noviembre de 1959 un suceso se convirtió en la comidilla de las calles de Sevilla. Dos atracadores habían asaltado el Hotel Cecil-Oriente y habían matado a un policía.

La madrugada del 3 de noviembre dos hombres de aspectos sospechoso, según empleados del vecino Hotel Inglaterra , deambulaban por la antigua Plaza de San Fernando, actual Plaza Nueva . Un mozo del Inglaterra y un guardacoches vieron como los dos individuos accedían al hotel y cerraban la puerta. Se aproximaron a ver que sucedía en el interior y vieron que la puerta no estaba bien cerrada por lo que pudieron entreabrirla y ver como los sujetos amenazaban a los dos empleados del hotel con un arma . Rápidamente dieron aviso a la pareja de agentes que estaba por la zona que ideó un plan para frustrar el asalto. El más joven de los agentes entraría en el hotel para detener el atraco, mientras que el mayor cubriría desde la puerta una posible huida.

Pero algo salió mal, al entrar en el hotel y dar el alto, Julio Pérez Fuentes recibió un disparo mortal del atracador que portaba el arma. Los delincuentes salieron huyendo y Maximino Vaquero , que se hallaba parapetado a la salida del hotel les disparó dos veces, con la mala fortuna de que erró en su puntería y el arma se encasquilló. Los asaltantes se separaron. Uno de ellos, el que iba armado, huyó por la calle Zaragoza y amenazó a viandantes que trataron de detenerlo con dispararles, después se le perdió la pista en la calle Carlos Cañal . El segundo corrió por la calle Pedro Parias y se unió a su compañero en la calle Carlos Cañal.

Pese a los esfuerzos de la policía por encontrar a los delincuentes, no fue hasta que unos niños que buscaban chatarra hallaron el arma, una metralleta que robaron del destacamento militar cercano al aeropuerto de San Pablo, escondida en un hueco de las murallas de la Macarena cuando las pesquisas dieron resultado. Empezaron los interrogatorios en la zona, que era frecuentada por personas poco recomendables, un hombre admitió conocer al mozo de equipajes del hotel que trabajaba la misma noche del atraco.

Durante el interrogatorio, el mozo admitió haber contado a un amigo detalles del hotel como que el dinero para pagar los salarios se guardaba hasta el día cuatro de cada mes en un cajón de la mesa del dueño, la hora de cierre del establecimiento, y el número de empleados nocturnos. El amigo al que se refería era Rafael Romero Peña , que admitió haber sido el autor del asesinato del agente y señaló como cómplice a Rafael Pino Cordón , quien también confesó.

Los maleantes fueron condenados a pena de muerte el 27 de enero de 1960 y fueron ejecutados a los pocos días.

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