El nuevo misterio del Buen Fin: clásico, espiritual y barroco
Darío Fernández Parra firma su primera gran obra para la Semana Santa hispalense y recupera el pasaje previo al descendimiento para la corporación franciscana, que siempre vio en el imaginero sevillano la opción más diestra

La Semana Santa de 2024 restituirá la visión más 'natural' del Cristo del Buen Fin en la calle, es decir, como parte de un misterio. Tanto es así que los cofrades menores de 25 años son los únicos que guardan en su retina al ... crucificado de Sebastián Rodríguez haciendo estación de penitencia siempre en la soledad de su monte rojo sangre. Desde su reorganización de 1908, la hermandad siempre ha planteado escenas con varias imágenes en torno a Jesús para la Carrera Oficial, siendo la más reconocible la que representaba la entrega a la Guardia Romana del permiso para desenclavar de la cruz al redentor. Obra del malogrado Luis Álvarez Duarte en 1972, las figuras secundarias salieron como parte del misterio durante un cuarto de siglo, hasta que en 1997 la junta de gobierno optase por dejarlas al margen.
No fue una decisión tan firme como pudiera parecer. Tanto es así que ya por aquellos tardíos años noventa ciertos sectores de la corporación de San Antonio de Padua querían revertir el proceso y no dejar procesionar al Cristo solo. Dos décadas y media duró el anhelo, que se redimió el pasado 2021 con un par de certezas: que se recuperase la misma escena de la Pasión y que ésta tomara cuerpo en la gubia de Darío Fernández Parra.
«Cuando me trasladan la propuesta no me dan grandes indicaciones. Sabían que algo en el misterio anterior no funcionaba, que interfería con el Señor, pero no sabían el qué. Tal vez la posición delantera del romano y de José de Arimatea, quizás sus posturas erguidas, o que no casaban estilísticamente», explica el imaginero sevillano, consciente de que dichas figuras aún se encuentran en las dependencias de la hermandad, por lo que podrían ser recuperables.

En cambio, optan por dar un nuevo aire al conjunto. «Sólo me dicen que el resultado ha de ser clásico, en línea con la espiritualidad y profundidad que tiene el Cristo, una imagen de recogimiento del siglo XVII, y que por eso vienen a mí», añade el escultor, al que en todo momento se le asegura ser «la primera opción».
Diluir protagonismo
En los largos meses hasta la presentación de la maqueta definitiva a finales del último octubre, Darío Fernández se había afanado en intercambiar posiciones, jugar con las miradas y analizar las posturas de los cuatro secundarios. Pausadamente, y dejando madurar las modificaciones durante días, llegó a colocar a los Santos Varones en la derecha, probó a añadir a María de Cleofás y Salomé en una esquina delantera, incluso intentó mantener la configuración de los 70-90… las posibilidades que brindaba el boceto a escala en plastilina profesional —que no se vuelve rígida— eran tan amplias como la dificultad de que fluyera el grupo escultórico. «No son muchas figuras pero sí que son dispares y han de funcionar en poco espacio, por lo que es un misterio complejo», comenta acerca de un boceto final al servicio del crucificado, y no al revés.
«El intercambio del pergamino ahora va detrás porque tal y como se presentaban antes se llevaban más atención que el Señor, que es lo fundamental. Además he querido presentar a José de Arimatea con el brazo hacia arriba, alzando el documento, para darle mayor fuerza y, sobre todo, visibilidad al elemento», indica. Si se recuerda, en la 'versión' de Álvarez Duarte la transacción se producía de manera más horizontal, lo que desde determinados puntos de la calle o balcones podía hasta perderse de vista.
Este planteamiento radicalmente opuesto queda justificado en lo «anecdótico» del trámite. Es importante, sí, porque será lo que legalmente permita el descendimiento, pero de eso hablan con mucha más claridad las escaleras que portarán Nicodemo y el propio Arimatea. Estos dos personajes de la vida de Jesús, por cierto, nunca antes fueron gestados por Darío Fernández, un artista que se vuelca en la plasticidad y matices de las tallas de personas más maduras, a tenor del excelente resultado de los Doctores de la Ley del Dulce Nombre de Jesús de Estepa.
De sus manos sí que han emergido varias imágenes de María Magdalena (las más recientes, de 2019, para la Tercera Palabra de Alcalá de Guadaíra y el Gran Poder de Castilleja de la Cuesta). De ellas tomará la belleza formal, pero con una hondura añadida por la importancia que juega dentro del misterio de una advocación, la del Buen fin, que explica en última instancia la resurrección de Cristo. No en vano fue María Magdalena la primera persona que vio a Jesús ya en su vida eterna.
La talla contará ahora con más presencia y expresividad (la antigua disposición llegaba casi a ocultarla) al ir abrazada a la cruz, en una iconografía clave dentro de la pintura —destaca la obra de Juan de Juanes en el Museo del Prado—, escultura y hasta en la producción de retablos, pero que sobre pasos procesionales es una rara avis.



De esta forma, además, Fernández logra vincular el misterio con la influencia franciscana de la hermandad a través del 'Abrazo de San Francisco', una obra también revisitada por diversos autores pero que en el imaginario colectivo destaca por derecho en el pincel de Bartolomé Esteban Murillo.
El nuevo monte, «agreste y pedregoso» servirá para jugar convenientemente con las alturas de las cuatro imágenes, lo que permitirá esa mayor exposición de la Magdalena, y será un 'lienzo' sobre el que dejar descansar atributos de la Pasión y otros elementos simbólicos, como la calavera de Adán (icono de muerte y pecado, en antítesis con la salvación y vida que ofrece la cruz) o el tarro de ungüentos preparatorios del sepelio, que se colocarán cercanos a la de Magdala.
También hay intención de que aparezca la Sábana Santa, prendida en la mano de José de Arimatea, y los atavíos del Señor, esa túnica que se jugaron a los dados los centuriones y que en este paso quedará en el espacio entre el Cristo del Buen Fin y el soldado de Roma. Estas tallas, que suelen funcionar muy bien en los pasos de misterio por lo vistoso del plumerío, a menudo centran la atención, algo de lo que Fernández quiere huir: «Si una sola de las figuras se lleva el protagonismo por su rostro, gesticulación o posición, el todo falla. Por eso, el romano será sobrio, sin capa y con un casco de cepillo o plumas cortas. En el símil sevillano, se podría decir que tirará más a San Juan de la Palma que a la muralla». De hecho, aunque las otras figuras llevarán bordados, estos no serán excesivos, al mismo tiempo en que portarán nimbo y no aureolas.
La expresividad de las líneas
Aunque la imagen que más va a beneficiarse del cambio es la de Nicodemo, que antaño «se limitaba a contemplar la escena desde atrás pero sin hacer nada». Ahora será la primera talla que nos encontremos y la que, con su postura, nos invita a entrar en la escena. «Va a introducir en el misterio, y con la escalera nos va a guiar hacia el crucificado. Además, una vez que haya pasado el paso su cara será la única que veamos desde algunas partes de la trasera. Al estar mirando al Señor, es como si todos volviéramos a ver el rostro del Cristo del Buen Fin», relata satisfecho el escultor.

Esta primera escala cumple una doble función. Para empezar, su peso figurado justifica que el Santo Varón esté agachado, como si la estuviera cogiendo del suelo o apoyándola un momento para descansar. Y esta postura deja abierto el campo visual, sin entorpecer en ningún momento la visión del Señor.
Por otra parte, «genera una diagonal muy potente en paralelo a la que se establece en torno a María Magdalena y el romano, que nos da la tensión y el dinamismo tan presente en los cuadros de la crucifixión más destacados de la Historia del Arte».
No es la única línea, pues la lanza del romano y la segunda escalera, la de José de Arimatea, trazan una ascendente que «enmarca al Señor y lo acompaña, le da esbeltez» y casi que encuadra al paso al completo al entrar en juego el patibulum de la cruz (el travesaño horizontal).
En definitiva, barroco en estado puro que se materializará a lo largo de este flamante año y cuyo resultado será, sin ninguna duda, el gran estreno de la Semana Santa de 2024.
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