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Hospital de Valme

El Camino de Santiago, otra terapia contra el cáncer de mama

Trece pacientes han ido con profesionales y familiares que les han ayudado a superarlo

Foto del grupo en Santiago de Compostela ABC

AMALIA F.LÉRIDA

Trece mujeres luchadoras que han superado el cáncer de mama han demostrado que uno no elige lo que le pasa en la vida pero sí cómo afrontarlo.

El tumor maligno más frecuente en las mujeres y la primera causa de muerte por cáncer en el sexo femenino no ha podido con ellas, gracias también sus cirineos: el fabuloso equipo de profesionales del Hospital de Valme y sus familiares.

Por eso, acompañadas por ellos, han hecho el Camino de Santiago dando ejemplo de superación . Un derroche de esfuerzo físico, proyectado como reto a cumplir, después de haber vencido otros tantos obstáculos puestos en sus vidas por esa enfermedad.

Este viaje ha sido la segunda edición, pero con más participación que la primera y además es una terapia que las hace más fuertes y aumenta sus capacidades, a la vez que las desestigmatiza.

Autoestima

La coordinadora de la Unidad de Patología Mamaria, la cirujana Carmen Delgado, asegura que «es una actividad idónea para empoderar a nuestras pacientes y desestigmatizarlas a través del incremento de su autoestima que supone el reto del camino, teniendo como apoyo la dinámica de grupo con la convivencia entre mujeres que han pasado por los distintas etapas del largo proceso de esta enfermedad: diagnóstico, cirugía, tratamientos quimioterápicos o radioterápicos y recuperación».

Sostiene que este camino, este ejercicio, esta convivencia, se suma ya al arsenal terapéutico contra el cáncer de mama y que aunque la iniciativa ha partido del Hospital de Valme se han unido «señoras de otros centros públicos e, incluso, de la privada».

También, comenta que el reto se extiende a otras unidades . De hecho, al grupo de este año les sirvió de guía Francisco Javier Ramírez, un paciente cardíaco, inasequible al desaliento.

Él ha llevado al Grupo del Camino Umama Valme del año 2017 que ha estado conformado por trece mujeres tratadas de cáncer de mama, dos viudos de mujeres fallecidas por esta enfermedad, otras tres personas afectadas de otros cánceres, familiares y un total de diez profesionales sanitarios del área de Valme: la doctora Virginia Caballero, responsable de Ginecología y Obstetricia; la doctora Carmen Delgado, cirujana responsable de la Unidad de Mama; el doctor Fausto Rubio, responsable de la Unidad de Diagnóstico por la Imagen de la Mama; Pepa Cantero, enfermera de la Unidad de Mama; Rafael García, trabajador social; la doctora Pilar Martínez, médica de Urgencias y los enfermeros Antonio Alba, Rosa Calzado, Isabel Orta y Fernando Rodríguez.

El camino realizado ha tenido como itinerario de salida a la ciudad de Santiago de Compostela , pasando por Fisterra y finalizado en Muxía.

El grupo ha conseguido hacer un total de 122 kilómetros distribuidos en siete etapas : Santiago de Compostela a Negreira, Santa Mariña, Hospital, Cee, Fisterrra, Lires y Muxía.

La puesta en marcha de este proyecto terapéutico se fraguó por primera vez el verano del pasado año en el que contó con la participación de cinco mujeres afectadas de cáncer de mama junto a profesionales del Valme y familiares.

Fue un grupo relativamente pequeño que desarrolló un itinerario de 120 kilómetros, desde Sarria a Santiago de Compostela.

Sin embargo, las experiencias vividas con el enriquecimiento de la convivencia de familias y profesionales en torno a un proceso de salud tan complicado y largo, han conseguido activar una segunda edición con un grupo más numeroso. Concretamente, en esta ocasión han sido 48 los peregrinos del Valme.

«El camino, que se suma ya al arsenal terapéutico, se ha institucionalizado»

Por tanto, la experiencia se ha consolidado y por duplicado, doblando la participación de mujeres afectadas y, al mismo tiempo, ampliando el grupo con ciudadanos que anónimamente quieren compartir este reto, organizado por el hospital sevillano, donde aprenden lecciones de vida.

Uno de los ejemplos es Ana González, operada y tratada de esta enfermedad en el Hospital Universitario de Valme. « Hacemos de la adversidad una oportunidad , he aprendido a integrar esta enfermedad en mi vida consiguiendo que no me limite», señala.

Para ella la palabra «quimio» fue muy dura , pero ya «estaba recibiendo tantas cosas buenas que de otra forma nunca habría caído en la cuenta, entre ellas el cariño de la gente que me rodea y de muchos desconocidos, sobre todo mujeres, que entraron en mi vida y fueron verdaderos apoyos».

«Pasar y superar esta fase de la enfermedad me ha dado muchísima fuerza y confianza en mí misma, muchísimas ganas de querer disfrutar la vida y apreciar el lado bueno de las cosas », declara.

El ejercicio, imprescindible

Otra de las peregrinas de Valme, la doctora María José Pérez Lozano —paciente de cáncer de mama y médica de este centro hospitalario— destaca los beneficios de esta iniciativa .

«El camino nos aporta la posibilidad de desarrollar un hábito saludable como es el ejercicio físico enmarcado en la naturaleza, permitiéndonos disponer de momentos de soledad elegida para reflexionar sobre nosotras mismas y nuestras vidas, al tiempo que compartir con los demás nuestras experiencias, sensibilizar a la población sobre esta grave enfermedad y reinsertarnos a una vida normalizada».

Carmen Delgado

Es la Cirujana responsable de la Unidad de Mama del Hospital de Valme y asegura que está demostrado cómo el ejercicio físico, una buena alimentación y vivir menos estresados, con más tiempo para nosotros mismos, aumentan las defensas y, por tanto, combaten las enfermedades. El Camino de Santiago reúne estos tres requisitos y uno más: la convivencia y la comunicación de los unos con los otros que se sienten amparados y, sobre todo, no pierden el contacto. La doctora no duda de los beneficios terapéuticos de ese viaje que ya está institucionalizado y que se repetirá el año que viene «porque es bueno para el cuerpo y el alma».

M. José Pérez Lozano

Experta en Medicina Preventiva y Salud Pública esta médica ha sido también paciente y ahora está con un tratamiento hormonal que, entre otras consecuencias, le provoca la menopausia acelerada. Aún así ha hecho el camino, que según dice, es «sanador». También fue el año pasado recién dada de alta y al volver dijo: «Si he sido capaz de hacer esto yo me incorporo ya al trabajo». Como las demás, anduvo 20 kilómetros diarios que «nos sentaron de maravilla y la convivencia, y el contarnos las cosas...» «Fíjese —comenta— que ya en el autobús de vuelta estábamos haciendo planes para el viaje del año que viene».

Ana González

Paciente ABC

«No hay palabras para describir lo que hemos vivido. Mi agradecimiento eterno a estos profesionales que me han hecho vivir una experiencia mágica e inolvidable», dice una paciente sobre el camino y «su nueva gran familia». Asegura que ha aprendido una gran lección y es que hay que superar el miedo a la palabra cáncer y comprobar que «no nos limita sino que podemos salir reforzadas». Ella tomó una actitud positiva desde que le informaron de un diagnóstico del que no había notado ningún síntoma y «muy importante —dice—, resolví muchos conflictos internos personales que me acompañaban desde hacia 50 largos años».

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