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MEDIO AMBIENTE

Los coches diésel, principal causa de contaminación en Sevilla

Expertos e informes señalan que la polución «no es alarmante, pero sí mejorable» en la capital andaluza

De media anual, un tercio de la población no respira aire puro en la ciudad desde 2008

Circulación intensa en la sevillana avenida de Eduardo Dato J. M. SERRANO

EDUARDO BARBA

Los niveles de contaminación atmosférica de Sevilla capital y su área metropolitana se mantienen estables desde hace diez años y están aún lejos de llegar a situaciones «de emergencia» como ya se han vivido en Madrid o Barcelona, donde se han tenido que tomar medidas drásticas para reducir las cifras por la afección a la salud. Pero la lectura de esos registros ambientales no es unívoca sino que depende en buena parte de quién la realice. Mientras las administraciones utilizan unos baremos homologados, los legalmente establecidos, que presentan un estado del aire que respiramos relativamente bueno, las asociaciones ecologistas alertan del grado de polución por encima de lo que se aconseja como saludable . La culpa de esa disparidad reside en las importantes distancias que hay entre los criterios oficiales y lo que resulta recomendable para las organizaciones internacionales vinculadas a la salud.

Las mediciones oficiales las realiza la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía a través de su Red de Vigilancia y Control de la Calidad del Aire, con estaciones en varios puntos de la ciudad que recopilan datos diarios con los que también trabaja el Ayuntamiento hispalense y su Agencia de la Energía. Están situados en Los Bermejales, Los Príncipes, Ranilla, Santa Clara, Centro, Torneo y San Jerónimo . En estas estaciones se determina el estado de la calidad del aire y el grado de cumplimiento de límites con respecto a los valores que establezca la legislación vigente, además de llevarse a cabo una observación de la evolución de contaminantes en el tiempo o la detección rápida de posibles situaciones de alerta. Miden el dióxido de nitrógeno , el dióxido de azufre , el monóxido de carbono , las partículas en suspensión y el nivel de ozono troposférico . Pero con unos estándares legales que la propia Unión Europea ya considera laxos y que se van a revisar para colocar otros más restrictivos. Según los baremos oficiales actuales, los llamados «valores límite» fijados por la Directiva 2008/50/CE y por el Real Decreto 102/2011 , los índices de Sevilla y su área metropolitana son buenos o, al menos admisibles.

Con todo, hasta el Defensor del Pueblo Andaluz mostró hace unos meses su preocupación por la contaminación urbana y pidió a catorce municipios sus planes para atajar el aumento de la polución que viene sufriéndose desde hace unos diez años. De hecho, los informes más recientes señalan que, incluso con la base de análisis de los estándares legales actuales, la población que respira regularmente aire contaminado en Sevilla es del 33% si se dividen la «contaminación episódica» (los momentos del año en que se rebasan las guías legales) y la contaminación «crónica» (la de dióxido de nitrógeno), entre la población. Viene siendo así prácticamente desde 2007 ó 2008 a causa, principalmente, de dos elementos. De una parte, por el mencionado dióxido de nitrógeno . Como explica el catedrático de la Universidad Politécnica de Cataluña José María Baldasano , éste se debe principalmente a las emisiones de los coches diésel. «Sevilla cumple con los valores límites en este sentido —apunta—, tanto los de Europa como los de la Organización Mundial de la Salud (OMS) , pero presenta una contaminación crónica que, sin ser alarmante, es significativa y mejorable».

Ocurre lo mismo con el segundo elemento distorsionador en la capital andaluza, las partículas de menos de diez micras (PM10). «Su origen también está en los vehículos de motor diésel —explica Baldasano—, pero aquí hay algo diferente, ya que hay una importante diferencia entre el criterio de medición legal anual, el de la UE, y lo que indica como valor recomendable la OMS. Y pasa algo así con otras partículas, las PM2,5, donde el valor guía de la OMS es mucho más estricto que la norma europea que nos rige, como han venido denunciando organizaciones como Ecologistas en Acción, por ejemplo. Oficialmente, Sevilla no tiene un nivel de contaminación alarmante, pero sí son claramente mejorables si se redujese la incidencia del diésel y de las micropartículas que pasan el control oficial pero que son perjudiciales para la salud. En el caso de Sevilla, además, hay que añadir episodios de polvo sahariano en verano , algo que más al norte no ocurre».

Ecologistas en Acción utiliza para sus mediciones de la contaminación atmosférica los mismos baremos que la OMS. «Trabajamos preferentemente con ellos para informar a la opinión pública de los niveles de polución por encima de los cuales puede haber afecciones a la salud, más allá de si la normativa los reconoce como legales o no. Un criterio adoptado también —desde 2012—, por la Agencia Europea de Medio Ambiente en la elaboración de sus informes sobre la calidad del aire en Europa». Teniendo en cuenta esos métodos de la OMS y sus valores atmosféricos recomendados, mucho más estrictos que los límites legales y más acordes con una adecuada protección de la salud , la población de la ciudad y su área de influencia que respira aire contaminado llega nada menos que al 90% , la práctica totalidad. Y lo hace especialmente por el ozono troposférico, las partículas en suspensión y, en menor medida, el dióxido de nitrógeno. La principal fuente de contaminación atmosférica en la ciudad y su área metropolitana es, con diferencia, el tráfico, cuya incidencia no ha dejado de aumentar.

«Estamos dentro del límite legal»

Tanto desde la Junta de Andalucía —que gestiona las mediciones atmosféricas— como desde el Ayuntamiento de Sevilla se ha insistido en los últimos años en que la capital andaluza no supera los límites legales de contaminación , los aceptados por la Unión Europea en materia de calidad del aire. En ese sentido, se ha evitado en todo momento alarmismo subrayando que los índices de Sevilla no se acercan ni por asomo a los que han sufrido en algún que otro episodio Madrid o Barcelona en los últimos años. La responsable del Plan de Calidad del Aire del área metropolitana, a la sazón directora de Economía y Comercio del Ayuntamiento, Esperanza Caro , destaca, de hecho, que «los análisis de 2016 mejoran incluso los datos que se registraron el año anterior».

«A día de hoy estamos lejos del escenario vivido en Madrid durante el invierno, con restricciones de tráfico y la famosa boina de contaminación», especificaba Caro, quien exponía que «el tráfico es el mayor problema de las ciudades en materia de contaminación atmosférica y Madrid tiene un volumen de coches muy superior a Sevilla. No es posible ni comparar dadas las dimensiones de una y otra. Aquí estamos mucho mejor».

El tráfico, las condiciones meteorológicas y la propia orografía son los tres elementos que, si se combinan de una manera concreta, pueden dar como resultado contaminación. En Sevilla, según Caro, los niveles más preocupantes son los de ozono troposférico cuando llega el verano, «pero en ningún caso los picos alcanzados han superado los límites establecidos» . Un dato que no comparten las organizaciones ecologistas, quienes aseguran que los índices de ozono troposférico sí se han superado en varias ocasiones. Cuando se han alcanzado determinados valores se avisa a la población mediante los paneles informativos que hay repartidos en la ciudad «con la intención de que los grupos de riesgo como las personas mayores o los niños eviten salir a la calle o no se practique deporte al aire libre. Pero en todo 2016 no hubo ni siquiera que advertir de alguna situación así».

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