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Un coro que rompe moldes en el Polígono Sur

El Coro Meridianos va a dar un salto cualitativo con una escuela de música que ofrecerá formación instrumental a sus miembros

Miembros del Coro Meridianos durante un concierto ABC

P. GARCÍA

La guitarra y el cajón eran en un principio los dos instrumentos musicales que más le sonaban a la mayoría de los miembros del Coro Meridianos , integrado por niños y niñas de centros educativos del Polígono Sur de Sevilla. Ahora, después de tres años de trayectoria, sus horizontes se han ampliado y han comenzado a sentir también curiosidad e interés por el violín, el chelo, el piano y el clarinete, hasta el punto de que, a la vuelta de las fiestas navideñas, comenzarán a recibir clases para su aprendizaje.

Lo que nació como una iniciativa impulsada por la asociación Meridianos , con idea de ofrecer formación musical a jóvenes con cualidades vocales y escasos recursos económicos, se ha convertido en todo un revulsivo para sus destinatarios y familiares. Veintisiete voces de entre 8 y 15 años de edad componen actualmente este coro del que Alberto Alonso Trigo, su coordinador, habla con entusiasmo por todo lo conseguido hasta la fecha. «Vamos a dar un paso adelante para incluir, además de una enseñanza en canto, coreografía y expresión corporal, el conocimiento de un instrumento musical, abriendo al mismo tiempo el coro a niños de otros colegios de Sevilla, entre ellos el Aníbal González o el Fernán Caballero».

El piano, el clarinete, el violonchelo y el violín serán los instrumentos con los que los niños comenzarán su aprendizaje

Los teatros Central y de la Maestranza , la catedral , la capilla de San José o la iglesia de la Anunciación , han servido de marco, entre otras muchas sedes, a las voces conjuntadas de este coro que se ha codeado, incluso, con otros internacionales como el de Colburn (Estados Unidos). Todo ello ha contribuido a que «la implicación de las familias sea cada vez mayor. Están entregadas con el proyecto y los conciertos en los que participan sus hijos, tanto que nos piden que sigamos motivándolos», explica Alonso Trigo, quien destaca el apoyo que, desde el primer momento, han recibido del Comisionado del Polígono Sur así como del colegio Fray Bartolomé de las Casas , donde los niños reciben formación gratuita a cargo de profesionales. No en vano, el director de la agrupación, Rafael Vega, es pianista y compositor con amplia experiencia, y el subdirector, Gustavo Domínguez, clarinetista y especialista en metodologías activas de enseñanza musical. A ellos se sumarán próximamente dos profesores de violín y violonchelo con un perfil de alta cualificación.

Ilusión por aprender

Santos y Bienvenida, hermanos mellizos de 11 años de edad, llevan desde el principio en el coro y se sienten ilusionados con la oportunidad de aprender a tocar un instrumento: el violín en el caso de ella, el clarinete en el de él. Ambos reconocen que han hecho amigos en el coro y que se divierten mucho cantando , cada uno en sus respectivos roles de alto y soprano. «Mi familia quiere que sigamos así», apunta Bienvenida, que no descarta estudiar Música cuando sea mayor.

Once años tiene también Samra que, al igual que sus otros dos compañeros, es buena estudiante, si bien, a diferencia de ellos, sólo lleva tres meses en el coro. «Siempre me ha gustado cantar, pero no me apunté antes porque me ponía muy nerviosa», comenta risueña. Hasta ahora solamente ha participado en los conciertos de Navidad, uno de los repertorios de esta agrupación vocal junto al que suelen hacer en junio. Samra se ha decantado por el violín, «porque es el instrumento que más me gusta y, aunque puede ser difícil, no es imposible». Le gustaría estudiar Medicina o «para abogado» pero, por el momento, esta joven soprano está impaciente por empezar sus clases con el instrumento que le proporcionarán sus profesores para las prácticas. «Mi madre dice que si me gusta y estoy dispuesta, que me deja, siempre que yo vaya a ser responsable», manifiesta convencida. Y no es, precisamente, un razonamiento baladí el que hace esta alumna, ya que ser disciplinado resulta esencial para formar parte de esta agrupación. « Queremos un coro de calidad y ésta comienza desde el mismo casting en el que seleccionamos la voces para el canto y pedimos, sobre todo, niños capaces de ser disciplinados y de memorizar durante las sesiones de ensayo», indica Rafael Vega.

Cantando en otros idiomas

La creación de una escuela o academia orquestal se perfila como el planteamiento de futuro que barajan los promotores de esta iniciativa, quienes van a echar a andar esta experiencia piloto durante el primer semestre de 2017, con ánimo de sentar las bases a nivel pedagógico. El reto, con todo, fue «constituir un coro lírico en esta zona de la ciudad», asevera su director musical. «Una vez que lo tenemos, y después de tres años, iniciar una nueva fase no me asusta tanto porque los niños están enganchados al carro de la música ». «La actividad coral —tercia Gustavo Domínguez— les ha dado también una base de formación clásica , con la interpretación de arias de ópera y de temas del folclore popular de países de todo el mundo, lo que les ha obligado a cantar en inglés, alemán y hasta en zulú , entre otros idiomas».

Subraya, a este respecto, la « perspectiva innovadora » con la que están trabajando y que «no es la de un conservatorio. Los instrumentos son parte de nuestro material, que se facilitará a los chicos para que practiquen aquí, en la sede del colegio Fray Bartolomé de las Casas, enfocándolos a un repertorio muy concreto».

Evolución

Tanto el director como el subdirector del Coro Meridianos coinciden en que esta agrupación vocal tiene capacidad para actuar como «un elemento de apertura del barrio hacia el resto de la ciudad », si bien matizan que «no es un coro para la integración social, ya que en el Polígono Sur existen muchos otros organismos con tal finalidad». Para Rafael Vega, no obstante, la gran sorpresa reside en que, después del tiempo transcurrido, «la mayoría de los niños que empezaron continúan con su aprendizaje, a pesar de que no tienen la tradición coral en su ámbito y que muchos son hijos de familias inmigrantes. Que te digan que van llegando a un agudo o a un grave... supone una gran alegría, porque ellos mismos son conscientes de que sus voces van cambiando, aumentan sus registros y perciben una evolución».

La técnica que se les enseña tiene mucho que ver en estos logros, ya que les ayuda a adquirir mayores facultades. «Resulta muy gratificante cuando los alumnos salen de los ensayos cantando temas que están aprendiendo. Te das cuenta entonces de que la disciplina y la motivación están surtiendo efecto », concluye con satisfacción el director musical.

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