ENTREVISTA
Domínguez Bendala: «En Londres me iba a la 1 a dormir la siesta y allí nadie lo entendía»
El biólogo molecular sevillano, puntero en la investigación mundial contra la diabetes, confiesa que le costó mucho entender el inglés londinense y que al principio decía «yes» a todo
Juan Domínguez Bendala (Sevilla, 1970) dirige el Laboratorio de Células Madre del Diabetes Research Institute de Miami , uno de los centros de referencia a nivel mundial en el desarrollo de terapias celulares para la diabetes en el que trabajan científicos de todo el mundo. Autor de numerosos trabajos científicos, acaba de publicar ahora su primera novela, «El ciervo de Robson» ( Samarcanda ).
¿La oveja «Dolly» tuvo mucho que ver con su decisión de irse a investigar a Edimburgo?
Yo estaba haciendo un master en Londres y me surgió la posibilidad de hacer un doctorado co n el equipo que acababa de clonar a la oveja «Dolly» . Así que no me volví a España como pretendía porque no podía dejar pasar esa oportunidad.
Y ya no ha vuelto más...
Sólo por vacaciones. Después de Edimburgo, me planteé volver a España pero me salió otra oportunidad en Miami, donde llevo 17 años, para trabajar en la curación de la diabetes con células madre.
¿Le gustaría volver a vivir en Sevilla?
Me encantaría y echo mucho de menos mi ciudad, pero soy consciente de que lo que tengo en Miami hoy por hoy no lo podría tener aquí. Me refiero a los medios y recursos para mi investigación.
¿Qué echa más de menos de Sevilla?
El ritmo de vida, los horarios, el no tener que conducir 45 minutos para llegar a cualquier parte, poder andar y encontrarte con un amigo y tomarte una cerveza en cualquier bar. Es algo casi único, el arte de poder quedar con cualquiera en diez minutos y tomarte una cerveza por un euro.
¿En Miami no puede?
Allí es otro concepto . Te ponen una mesa y un mantel y te cobran 7 u 8 dólares por una cerveza.
¿Añora nuestro clima?
En Miami hay cuatro meses muy buenos de 25 grados de máxima pero el resto hace un calor y una humedad agobiantes. Aquí la primavera es maravillosa. Sólo California, tal vez, podría acercársele .
¿Y no hay nada que le gustaría trasplantar a Sevilla de Miami?
La organización y un respeto por las normas que no se da en Sevilla . Las calles están muy limpias allí y todo funciona mejor. Tal vez falte un poco de creatividad pero funcionan mejor las cosas.
¿Nos falta constancia?
Sí. Hay algo que me pone muy nervioso en Sevilla y es que cuando quieres quedar con algún amigo, es imposible decir un sitio y una hora. Te dicen: «bueno ya lo vemos mañana». Incluso en el mismo día te dicen «ya lo vemos luego». A mi mujer, que tiene una mentalidad muy suiza, eso la vuelve loca. En Sevilla somos demasiado dados a improvisar. No somos muy estructurados.
¿Qué pasó cuándo llegó a Londres a estudiar el master?
El colegio de los Padres Blancos proporcionaba un nivel aceptable y dominaba el inglés escrito pero cuando llegué a Londres lo pasé muy mal los primeros cuatro o cinco meses porque no me enteraba de nada. Me harté de ver películas para coger el acento y a veces decía «yes» sin saber a lo que lo estaba diciendo. Pero al final aprendí a pensar en inglés y lo conseguí. En Miami es más fácil entenderse en inglés.
¿Le costó mucho adaptarse a vivir fuera de España cuando salió de Sevilla por primera vez?
Sí. En Londres, por ejemplo, yo a la 1 de la tarde me iba a casa a dormir mi siesta de dos horas, con pijama y todo, y luego a las 4 de la tarde, me volvía al trabajo, cuando la mayoría de mis compañeros se estaban yendo. El supervisor un día me preguntó «por qué me iba a la 1 y ya no volvía» y le dije que sí volvía y que me quedaba hasta las 10 de la noche trabajando, «más que mis compañeros».
¿Y en Estados Unidos también le dejaban dormir la siesta?
No, ya no puedo. También me cotó mucho adaptarme al horario de las comidas. Acostumbrado a comer a las 3 en España, allí a las 12 del mediodía ya estás comiendo . Ahora me estoy desacostumbrando de nuevo y cuando regrese me tendré que volver a acostumbrar.
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