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UNIDAD DEL SUEÑO DEL VIRGEN MACARENA

Dormir adelgaza y es la mejor crema de belleza

Treinta de cada cien sevillanos padecen insomnio

Las doctoras María Aguilar ( a la izquierda) y Carmen Menéndez de León ABC

AMALIA F.LÉRIDA

Treinta de cada cien sevillanos no pueden dormir de noche. Y no porque ahora haga calor sino porque tienen esa alteración del sueño denominada insomnio.

Hay más de 100 trastornos diferentes de sueño y de la vigilia que se pueden agrupar en cuatro categorías principales: problemas para conciliar el sueño y permanecer dormido (insomnio), para permanecer despierto (somnolencia diurna excesiva), para mantener un horario regular de sueño (problema con el ritmo del sueño) y comportamientos inusuales durante el sueño con conductas que lo interrumpen.

En la Unidad del Sueño del hospital universitario Virgen Macarena estudian a las personas que padecen estos trastornos la mayoría derivadas de neurología, pediatría y otras especialidades aunque muchos proceden de respiratorio y son derivados a esa unidad por un proceso ligado a la apnea, ya que quienes padecen esta patología roncan habitualmente, tienen paradas de la respiración de forma repetida y somnolencia durante el día.

Al frente de esta unidad se encuentra la doctora María Aguilar , que trabaja codo con codo con Carmen Menéndez de León , responsable del servicio en que se ubica, el de Neurofisiología Clínica.

Aguilar afirma que es muy amplio el abanico de patologías que tratan en la unidad si bien resalta el insomnio como la más frecuente, seguido por el síndrome de piernas inquietas.

Afirma que lo padece el 30% de la población en determinadas edades y períodos de la vida, como por ejemplo, la menopausia.

«Hay veces —tercia la doctora Menéndez— que va asociado a una enfermedad, a otra alteración; y, otras es idiopático, es decir no tiene causa descrita , aunque se están encontrando alteraciones genéticas en quienes tienen insomnio».

Otro problema frecuente es el síndrome de piernas inquietas . Afecta al sistema nervioso y provoca una necesidad irrefrenable de levantarse y pasear o caminar. Quien lo sufre se siente incómodo a menos que mueva las piernas y por eso las mueve y no puede dormir.

También se ven casos de sonambulismo , de personas sonámbulas que andan por la casa dormida como solemos ver en el cine, aunque no es frecuente.

La prueba diagnóstica para detectar alteraciones del sueño se llama polisomnografía y consiste en el registro de la actividad cerebral, de la respiración, del ritmo cardíaco, de la actividad muscular y de los niveles de oxígeno en la sangre mientras se duerme. Es una prueba indicada para el estudio de distintos trastornos de sueño y se realiza durante la noche.

Los pacientes que acuden al Virgen Macarena pasan allí la noche y consiguen dormir porque «no tienen el ritual de la casa cuando van a la cama pensando que no podrán, lo que les crea un efecto ansioso que en otro entorno, como este del hospital, desaparece», dice la doctora Aguilar.

No obstante, ambas expertas hacen hincapié en que para dormir bien hay que tener una serie de hábitos prolongados en el tiempo que surte efecto con las semanas, no de un día para otro. Entre ellos, ir siempre a la misma hora a la cama, no cenar comidas copiosas, media hora antes no utilizar el móvil y, si vemos la televisión, que se algo agradable que cree relajación porque estamos ya en «modo relajación».

Advierten de que actualmente se está quitando valor a la necesidad de dormir bien por el ritmo de vida que llevamos y eso repercute negativamente en la salud.

Dormir bien es la mejor crema de belleza , porque mejora nuestro aspecto físico y además evita que engordemos pues la falta de sueño nos hace comer más y ganar peso.

El descanso nocturno afecta al peso y al índice de masa corporal (IMC), como demostró Nathaniel Watson, del Instituto del Sueño de la Universidad de Washington (EE. UU.) en estudios con gemelos. Concretamente, dormir más de la cuenta puede aumentar en 0,2 el IMC, mientras la falta de sueño lo aumenta hasta 1.4, favoreciendo la obesidad y el sobrepeso.

Más importante aún es que el sueño reparador fortalece el sistema inmune y, por tanto, nos mantiene más sanos y resistentes a las enfermedades.

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