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Educación

El exdirector del instituto Murillo de Sevilla acusado de acoso gritaba y amedrentaba también a los alumnos

Educación remite al juzgado su investigación sobre el caso de supuesto acoso que pudo provocar la muerte de un profesor

Instalaciones del instituto Murillo, en Sevilla ABC

ABC

La Delegación Territorial de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía en Sevilla remite esta semana al Juzgado de Instrucción número 2 de Sevilla d ocumentación e informes relacionados con la posibilidad de la muerte por estrés de un profesor, J.B.P.G., tras un presunto caso de acoso laboral que habría tenido lugar en el instituto de Educación Secundaria (IES) «Murillo» de la barriada de Nervión de la capital hispalense.

Así lo han señalado fuentes de Educación, después de que el juzgado remitiera un oficio a la Delegación en el que solicitaba que se facilitaran las posibles denuncias y actuaciones, así como cualquier tipo de queja o informe, de la actitud y presuntas irregularidades del director del centro desde el año 2009, al ser la persona contra la que inicialmente apunta la denuncia de acoso laboral.

El pasado 18 de octubre tuvo lugar la declaración de la viuda del fallecido, demandante del caso, ante el juez, que le ha requerido la concreción de hechos y actuaciones al tratarse de una persona que no es testigo directo de los hechos, que por otra parte tampoco fueron denunciados por la víctima.

El caso se encuentra, así, en un momento muy inicial, pues aún no se ha llamado a nadie a declarar al margen de la demandante. La denuncia apunta tanto al director como a la Delegación por delitos contra la integridad moral, malversación de caudales públicos y prevaricación.

Según el relato, el director del centro, desde 2008 y hasta su cese en julio de 2016, «ejerció una actitud de acoso y hostigamiento sobre diversos trabajadores del centro» , que fue «particularmente intensa» sobre la figura del docente fallecido.

De esta manera, se especifica cómo el presunto acosador «utiliza la persecución personal, el amedrentamiento, etcétera, para ocultar su falta de liderazgo y conocimientos, personalizando todas las decisiones, totalmente arbitrarias, que se toman y que carecen de todo fundamento lógico y de índole corporativo (...) Tiene por costumbre gritar, amedrentar, avasallar , coaccionar y amenazar, también a los alumnos (además de a los compañeros) y a cualquiera del colectivo de trabajadores, por cualquier motivo o circunstancia que a él le parecen, de manera totalmente arbitraria, siendo este hecho reiterativo año tras año».

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